Luis Enrique y Leo Messi no se hablan... ¡Ni falta que hace!
El técnico y la gran estrella del equipo mantienen una guerra fría, pero la fórmula funciona mejor que el compadreo del pasado año con el Tata Martino
No se hablan. Luis Enrique y Leo Messi no se hablan desde el 2 de enero, cuando la estrella argentina exteriorizó en un entrenamiento la ira que llevaba dentro al saber que no saldría en el once titular que iba a jugar en Anoeta. Messi, como Neymar y Alves, disfrutaron de dos días de permiso más que el resto de compañeros en el periodo de Navidad, y Luis Enrique, por respeto al grupo, consideró que no debían formar en el once titular del siguiente partido, especialmente porque el permiso no lo concedió él y porque sus compañeros habían trabajado ese partido mucho más que ellos.
Y saltaron chispas en el último entrenamiento antes del partido de San Sebastián. Messi se atrevió a contestar de mala manera y ante los demás una decisión del entrenador en un tema menor fruto del desarrollo de la sesión preparatoria. La tensión latente se extendió a todo el grupo, que asistía atónito al pulso que el jugador lanzaba al técnico. Luis Enrique tragó saliva y contó hasta diez, pero se mantuvo en sus trece y ni Messi, ni Neymar ni Alves salieron en el once titular de Anoeta. El partido se complicó de inicio por un gol de Jordi Alba en propia puerta, lo que obligó a Luis Enrique a dar entrada a Messi en el minuto 46, a Neymar en el 58 y a Alves en el 70. Pero el signo del partido no varió y con las estrellas sudamericanas en el campo el Barça salió derrotado.
Parecía el fin del mundo. Se dispararon los rumores: Messi se quiere ir, Messi se quiere cargar a Luis Enrique, Luis Enrique se quiere cargar a Messi... El Barça amenazaba ruina y nada hacía indicar que aquella crisis con tintes irreversibles podria significar el principio de una racha victoria espectacular. Desde entonces, 4 de enero, el Barça sólo ha tenido un accidente, ante el Málaga en casa, lo demás resultados victoriosos: 19 triunfos en 20 partidos.
Nada ha cambiado entre Luis Enrique y Leo Messi. El jugador ha lanzado alguna puya pública dando a entender que el cambio en la tendencia del juego y resultados se había producido gracias a la autogestión de los jugadores nacida en Anoeta, pero Luis Enrique nunca ha entrado al trapo. "No alimento polémicas", ha dicho siempre que se le ha preguntado por el tema. Y le ha ido bien. El entrenador y la gran estrella del equipo no se hablan... y el resultado es 19 victorias sobre 20 posibles, líder en la Liga con cuatro puntos de ventaja sobre el segundo, finalista de la Copa y cuartofinalista en la Champions League.
No ha sido fácil para Luis Enrique, pero hay que reconocerle que ha sabido gestionar su guerra fría con Messi con habilidad. Se ha movido por encima del alambre, ha sorportado alguna humillación, como la de Bartomeu desmintiéndole su frase: "Aquí el único líder soy yo, que soy el entrenador", que pronunció en su primera rueda de prensa. Después de Anoeta el presidente le corrigió: "el verdadero líder del Barça es Messi". Pero Luis Enrique ha sido paciente y ha aceptado perder batallas puntuales a cambio de ganar la guerra final. Además, se sabe respaldado por la afición, que adora a Messi, pero también a él, a pesar de que él no marca goles ni ofrece espectáculo sobre el césped. Nunca se ganará la confianza de Messi ni llegará a ser amigo suyo, pero ha conseguido de él su mejor nivel. Eso tiene un valor incuestionable y demuestra que con el crack argentino funciona mejor un sargento de hierro, tipo Luis Enrique, y una relación tensa, que el compadreo del "amigo" Tata Martino. La fórmula Martino fracasó. Pero el método Luis Enrique funciona a las mil maravillas.