Zidane agradece el mote de la plantilla, pero quiere 'apartarse' de él

Parece mentira, pero el Real Madrid ahora mismo no lucha por levantar el ánimo sino por mantenerlo a niveles que no supongan un exceso de confianza. Zinedine Zidane lleva con este discurso desde que la pasada semana observó la progresiva caída del Barcelona, tanto en la Champions como en San Sebastián y ante el Valencia, tres escenarios donde todo ha cambiado para los blancos.

Zizou sabe mejor que nadie que la pelota sigue en el tejado culé, y que sólo si el Madrid mantiene la presión sobre los azulgrana habrá alguna posibilidad de ganar el campeonato. Pero si se falla, la caída a los infiernos del pesisimo sería casi peor que antes del Clásico, que fue el partido que lo cambió todo. Aun así, el técnico blanco quiere aprovechar esta oportunidad, y poco a poco ha ido convenciendo a los jugadores de que luchen por los dos títulos sin despreciar ninguno, Liga y Champions.

De hecho, la situación en el vestuario merengue es similar a la vivida hace ahora dos temporadas con Carlo Ancelotti en el banquillo, aunque con una diferencia: el ambiente era igual de bueno con el italiano y con el francés, dos personas capaces de empatizar mucho con los jugadores, pero Carletto nunca pudo ganar la Liga y eligió poner toda la carne en el asador para conquistar la Décima, algo que hoy comenta el diario ABC.

Zidane agradece que la plantilla le vea como el nuevo Ancelotti, pero quiere ir un paso más allá. Quiere escribir su propia historia en el Real Madrid, y esta pasa por no tirar nada y luchar hasta el final. Sabe que lograr un doblete que estaba imposible en su primer año sentado en el banquillo del Real Madrid sería una base imponente para asentarse como entrenador para muchos años en la casa blanca. En definitiva, Zizou no quiere comparaciones, quiere ser él mismo.