La filtración que liquida a Luis Enrique en el vestuario del Barça

La filtración que liquida a Luis Enrique en el vestuario del Barça

Los jugadores no le perdonan la filtración de la bronca en la que ellos quedan como pasotas y él como un héroe.

Luis Enrique consiguió ganarse al vestuario tras el episodio de Anoeta en enero de la pasada temporada. Las relaciones entre los dos bandos eran tirantes por la obsesión de Luis Enrique de erigirse en el líder único y absoluto del grupo por encima de cualquier individualidad. Así lo manifestó en su primera rueda de prensa y así intentó comportarse hasta ese fatídico día en el que los pesos pesados de la plantilla le pararon los pies y le obligaron a circular por la dirección correcta, dejando el protagonismo que les corresponde a las estrellas del equipo.

 

El pacto se cumplió a rajatabla y los resultados no tardaron en llegar: triplete. Cada uno en su sitio. Fue la mejor manera de resolver la crisis. Sin embargo, la filtración de la bronca de Sevilla ha reabierto las heridas. Los jugadores quedan en esa versión como absolutos pasotas a los que hay que recordarles en el descanso del Betis-Barça que se estaban jugando la Liga. Y el técnico sale fortalecido como el héroe que recondujo la mala actitud de sus jugadores en la primera parte para elevar el ritmo en la segunda.

 

La filtración no ha sentado nada bien en la plantilla. Los jugadores están convencidos de que ha salido del propio entorno del entrenador y si el problema no se para a tiempo podría derivar en una nueva crisis en el momento más inoportuno de la temporada. Luis Enrique está obligado a desmentir la filtración de la bronca si quiere tener a sus futbolistas de su lado. Necesita darles una respuesta que les calme.