Las tres patatas calientes que Luis Enrique debe cocinar en el Barça

La situación de profesionalidad que afecta al Barça esta temporada afecta incluso al propio técnico.

Las tres patatas calientes que Luis Enrique debe cocinar en el Barça

Conseguidos los fichajes reclamados para completar su plantilla con savia joven de nivel que dé pie a una clase media poderosa -aunque se haya quedado en el tintero el lateral derecho reclamado para suplir a Dani Alves-, Luis Enrique afronta la temporada 2016-17 con tres patatas calientes que desea cocinar cuanto antes para evitar que puedan pudrirse y envenenar el ambiente de cordialidad que se respira en este momento en el vestuario del Camp Nou.

 

La renovación, más que generosa de Neymar, ha dado pie a que Leo Messi, Luis Suárez e Iván Rakitic reclamen un aumento salarial de acuerdo a los parámetros empleados en las nuevas cifras que constan en el contrato de la estrella brasileña. Los tres son fijos e insustituibles en las alineaciones de Luis Enrique y los tres exigen un reconocimiento a unos méritos que hasta ahora se han traducido en títulos para el club. El técnico desearía que el asunto pudiera resolverse cuanto antes, pero no será sencillo por cuanto las fichas de estos tres jugadores suponen, aproximadamente, una quinta parte del presupuesto global del club.

 

Y, además, este ambiente de provisionalidad que se vive en el club afecta incluso directamente al propio entrenador, a quien ya se le ha ofrecido en dos ocasiones la posibilidad de renovar su contrato y las dos veces optó por posponer el tema. Luis Enrique, amigo de contratos cortos, sabe que en sus dos primeros años en el Camp Nou se ha ganado el crédito suficiente para renovar sin esperar a los resultados de su tercera temporada. Pero él quiere esperar. Quiere esperar a confirmar el rendimiento óptimo de sus jugadores, esperar a constatar que el grupo sigue creyendo en su proyecto y en su figura de líder y también a que los resultados acompañen. Hasta Luis Enrique ya han llegado ofertas. Alguna de ellas muy tentadora, como una de la Premier League, y no quiere precipitarse. En el FC Barcelona está en su casa y es feliz, pero es de los que piensan que es mejor marchar cinco minutos antes de que te echen. El técnico asturiano quiere estar absolutamente seguro de que es querido en el Camp Nou antes de firmar su renovación. No tiene prisa y sólo renovará si está absolutamente convencido de que hace lo correcto.