El caos se instala en la política deportiva del FC Barcelona
El primer equipo sólo contaba jugadores menores de 23 años mientras el filial adquiere a futbolistas de 25 de otros puntos de España.
Tres jugadores de 25 años (Alfaro, Perea y Mújica), dos de ellos recién incorporados, forman parte de la plantilla del filial del FC Barcelona, el Barça B. Se trata de un equipo nodriza que está proyectado para acceder a la máxima categoría que permite la reglmentación, Segunda A y servir desde allí de trampolín para que sus jóvenes valores puedan dar el salto al primer equipo. Sin embargo, no se cumple ninguna de las dos premisas. El equipo está hundido en la Segunda División B y no es capaz de aportar futbolistas jóvenes al primer equipo.
Este año se ha dado la paradoja de que mientras el primer equipo apuesta por la juventud buscando en el mercado refuerzos que no superaran los 22 años, el filial, el que debe dar cobijo a las promesas de futuro, ha contratado a dos jugadores de 25 años que, teóricamente, no serían aptos para fichar por el primer equipo. Cubriendo la plantilla de jugadores veteranos y de fuera de Cataluña difícilmente el filial podrá aportar savia nueva al primer equipo. Podría cuestionarse que los veteranos son necesarios para garantizar los resultados positivos, pero el Barça B lleva ya varias temporadas vegetando en Segunda B, una categoría que no interesa al FC Barcelona. Y para eso ha sido necesario traer a jugadores de Las Palmas, Rayo Vallecano, Fluminense de Brasil, Sevilla, Sevilla, Alcoyano, Betis, Sanluqueño o Almería.
Se entiende que todos los fichajes del primer equipo del Barça sean extranjeros. Lo que busca Luis Enrique no se encuentra en el filial.