El técnico que más suena (por ahora) para suplir a Ayestarán en el Valencia
Hay un debate abierto entre dos perfiles muy distintos de técnico y no se sabe cuándo se tomará la decisión.
Según pasan las horas vamos conociendo más detalles acerca del negro futuro que, según parece, le espera a Pako Ayestarán en el Valencia. Pese a que el técnico che quiso esquivar las preguntas sobre su posible despido tras la cuarta derrota consecutiva de la temporada ante el Athletic, sabe que tiene las horas contadas. Después, todo lo que rodea a esta decisión aparentemente tomada (nada es seguro a estas alturas en el Valencia) son versiones contradictorias.
Algunos medios aseguran que el club ya buscaba técnico incluso antes del partido de San Mamés. Otros, que no llegará al encuentro en Mestalla frente al Alavés mientras otros distintos afirman que sí lo hará. Sea como fuere, los primeros nombres propios para sustituir a la que fue la gran apuesta del director deportivo de la entidad, Suso García-Pitarch, ya han empezado a circular. En DB adelantamos algunos este mismo lunes: Rudi García, Roberto Mancini, incluso Marcelino García...
Sin embargo, por encima de nombres, el debate que hay ahora mismo en la capital del Turia reside en torno al perfil de entrenador que necesita el equipo. Mientras la entidad es partidaria de alguien que conozca la casa por dentro y que sea consciente de la realidad que vive el Valencia a día de hoy, otros están cansados de experimentos con técnicos de perfil bajo y poca experiencia y reclaman a un hombre contrastado. Con Gary Neville o el propio Pako ya ha sido suficiente.
En este sentido, parece que el que suena con más fuerza a estas horas es Rubén Baraja, actualmente sin equipo tras su salida del Elche. El 'Pipo' es toda una institución en el club y de cara a la afición, una de las poquísimas figuras de ese Valencia glorioso de los éxitos a principios de la década de los 2000 que no ha estado nunca en medio de ninguna polémica... Pero cuenta con poca experiencia al máximo nivel. El dilema está ahí, pues tampoco hay figuras en el mercado que terminen de convencer.