Las medidas que Gustavo Poyet va a tomar para 'salvar su cabeza'

El uruguayo, hasta ahora inflexible en sus planteamientos, ha empezado a dar síntomas de agotamiento.

Las medidas que Gustavo Poyet va a tomar para 'salvar su cabeza'

Desde que tomó las riendas del Real Betis, si de algo se le ha podido calificar a Gustavo Poyet es de ser un entrenador con las ideas claras. Buenas, malas o regulares, pero incuestionables. En cada conferencia de prensa y en cada entrevista lo ha venido remarcando: él es de una forma y no piensa cambiar. Sincero, en ocasiones demasiado, rozando lo políticamente incorrecto y bastante protestón, con un libro de estilo definido y que no cambiaría por nada del mundo. Pues bien. Parece que, o lo cambia, o podríamos estar ante sus últimas semanas en el club verdiblanco.

 

Ese es el ambiente que se respira por los alrededores del Benito Villamarín tras el 1-6 del Betis el pasado sábado ante el Real Madrid en casa. Un choque que ha hartado a gran parte de la afición bética, que acabó el encuentro pidiendo la cabeza del 'charrúa' a voz en grito mientras la entidad tenía que salir a respaldarle por primera vez esta temporada. Y es que la contundente goleada (que puede darse ante un rival como los blancos, por otra parte), no hace sino enturbiar aun más unos pobres números para el equipo en ocho jornadas: decimosexto, tercer equipo más goleado empatado con el Sporting y solo por detrás del Granada, y habiendo sumado ocho puntos de 24 posibles.

 

Poyet empieza a estar en el alambre y parece haberse dado cuenta. Solo así se explica que se esté planteando cambiar alguna serie de cosas que aseguró que no cambiaría salvo que no tuviese más remedio. Esto explica MARCA en el día de hoy, aludiendo a cuestiones sobre el dibujo táctico y alguna posición de algún jugador concreto, refiriéndose, por supuesto, a Rubén Castro y su polémico alejamiento del área.

 

Las variantes que el técnico estaría considerando, según el citado medio, serían cambiar de su 4-3-3 innegociable a un sistema más estable en defensa. Los tres centrocampistas no han servido para que, tal y como Poyet quiere, el Betis mande en los partidos y mantenga la posesión. Además, tendrá que hacer volver a Rubén a su posición natural de delantero centro y dejar de escorarle a la izquierda, algo que le ha granjeado no pocas críticas en los últimos días.

 

De no conseguir enderezar el rumbo, el uruguayo podría ver peligrar su cabeza tan solo unos meses después de su aterrizaje como símbolo de un ambicioso proyecto que, por ahora, no despega y que ofrece dudas en medio del convulso ambiente institucional que, como casi siempre, está rodenando al club, todavía sumido en jaleos sobre su futuro como entidad.