El Manchester City no es el 'nuevo rico europeo' más decepcionante

Hay otro histórico del viejo Continente que no ha sabido alcanzar la élite a base de millones

El Manchester City no es el 'nuevo rico europeo' más decepcionante

Temporada tras temporada, el Manchester City, gobernado por los petrodólares, no acierta a acomodarse entre los grandes de Europa. El repaso que los ingleses sufrieron esta semana a manos del Barça en la Champions League vuelve a confirmar que el proyecto cojea deportivamente y que para competir en la élite no sólo hace falta tener mucho dinero, aunque todos coinciden en que esto es imprescindible. Sin embargo, hay otra historia aún peor entre las que configuran esta nueva clase 'rica' del fútbol europeo.

Desde que los nuevos inversores del City llegaron a Manchester en 2008, el club británico ha ganado cinco títulos nacionales, incluyendo dos Premier League. En Francia, la situación del Mónaco es bien distinta. El club pasó a manos del magnate ruso Dmitry Rybolovlev hace dos temporadas y se hizo un desembolso histórico en fichajes para tratar de convertir al equipo en un competidor de facto con los grandes. Llegaron, entre otros, Falcao y James Rodríguez, procedentes del fútbol español y portugués, además de otros como Moutinho, Kondogbia, Toulalan o Carvalho. Jugadores importantes. A día de hoy los dos primeros juegan en otras ligas y otros equipos y el Mónaco sigue exactamente en el mismo rol de los últimos años: Un aspirante en la Ligue 1 y un club de segunda fila en la Champions.

¿Qué ha pasado? Básicamente han sido tres los motivos que han llevado al equipo a no lograr sus objetivos a largo plazo: Las nuevas imposiciones de 'Fair Play' financiero impuestas por la UEFA dejaron al Mónaco en una difícil situación, al ser una entidad con gastos mucho mayores que ingresos; Además, tuvo que pagar una enorme cantidad de dinero debido a una reclamación por parte del resto de equipos de la liga francesa, al considerar éstos que el régimen tributario del Mónaco en el Principado hacía competencia desleal y, por tanto, formaba una situación de ventaja competitiva con respecto a los demás. Y, por último, el hecho de que Mónaco no es un lugar donde el fútbol sea precisamente el deporte más seguido (sólo 7835 espectadores de media de asistencia a los partidos del equipo en 2013). No es una marca competitiva en el planeta fútbol, algo que el dinero no consigue por sí sólo.

¿Qué ha hecho ahora el Mónaco? Cambiar radicalmente su estrategia y crear un proyecto con jóvenes promesas que, esperan, exploten en el conjunto galo y después den dinero a las arcas del club, con objeto de ir creciendo a largo plazo. Afrontan los octavos de final de la Liga de Campeones con opciones ante el Arsenal, además de marchar en cuarta posición en la Ligue 1. Nada que ver con lo que se esperaba, pero quizás un caso que sirve como lección para otros.