Confidencial: La Navidad (y Zidane) dejan muy tocado a James Rodríguez
El colombiano afronta su verdadera última oportunidad para demostrar que puede quedarse en el Real Madrid.
Parece que este miércoles, día en el que el Real Madrid se enfrenta al Sevilla en la víspera de una noche tan especial como la noche de Reyes, en una semana todavía festiva y con los niños aún de vacaciones antes de regresar a los colegios, el ‘terremoto’ James Rodríguez ha llegado a su fin definitivo. Zinedine Zidane se encargó de apaciguar los ánimos este martes en su primera comparecencia ante los medios tras el suceso, y también la primera de este 2017. Antes, en su reencuentro con el astro colombiano en la vuelta a los entrenamientos del Primer equipo, se había abrazado con el mediapunta. Zizou confirmó que seguiría tratándole “como a uno más”.
Zidane ha decidido hacer como que no escuchó la ‘rajada’ de James. Es más, incluso la excusó a medias ante la prensa, alegando que entiende que la situación del futbolista no es fácil y que se pueden perder los nervios. Eso sí, no dejó ninguna pista en forma de concesión: Rodríguez va a tener que seguir trabajando para ganarse ese puesto que tan complicado sigue pareciendo tener en el once inicial del Real Madrid. Pero lo que sí ha cambiado desde finales de diciembre hasta ahora es el discurso del entorno del futbolista. Su padre aseguró que se queda hasta el verano, el propio Zidane también.

Esto quiere decir una cosa: Ni había ofertas, algo que James aseguró ante la prensa en Japón, ni existía la posibilidad de salir este invierno. O, al menos, eso es lo que deslizan algunos medios. Los compañeros de Madrid-Barcelona, sin ir más lejos, hablan de “farol” del colombiano que, evidentemente, le ha salido mal. Lo que está claro es que de haber existido buenas ofertas, dada la situación del ‘10’, no escucharlas o que no hubieran trascendido de forma real era prácticamente imposible. Así que es posible que las que hubiera sobre la mesa no fueran siquiera contemplables.
Esto deja a James en una situación realmente delicada. Le ha echado un pulso al club y al técnico por una pura ‘rabieta’ y ha perdido. Entendible, sí, pero ha quedado como culpable a ojos del público. Ahora tendrá que callar y trabajar el doble para revertir la situación. Su única ventaja es que este mes de enero y parte de febrero, con un maratón de partidos de Copa del Rey por delante si el Real va superando eliminatorias, y con otra plaga de bajas asolando la plantilla, le ofrecerá buenas oportunidades. Es su mes. Ahora, o nunca.