Stop a Isco: el vestuario/ Ancelotti se harta de los desplantes del jugador

Varios pesos pesados de la plantilla del Real Madrid ya han avisado al malagueño

Stop a Isco: el vestuario/ Ancelotti se harta de los desplantes del jugador

La cosa viene de atrás aunque ha sido en las últimos días que el malestar se ha disparado. Las palabras de Isco Alarcón al término del encuentro ante el Atlético no cayeron en gracia en el Real. En un momento de celebración por la victoria y pase a cuartos ante el Atlético el malagueño agarró el micrófono y se despachó a gusto. "No estoy contento", resumió. "Pensaba que lo estaba haciendo bien". "No lo entiendo", apostilló. Varios pesos pesados del vestuario fruncieron el ceño. "No lo hemos ensayado. Al menos yo no estaba", añadió en con tono sarcástico en zona mixta al ser preguntado por el 'invento' Ramos. Mala decisión: Sergio le puso la cruz.

 

Desde entonces el distanciamiento entre Isco y algunos de los capos del grupo: Ramos, Casillas, Cristiano, James, ha ido a más. Los desaires del jugador se repitieron ante el Rayo y en los sucesivos encuentros en los que Alarcaón tuvo un papel residual en el once. La última, al ser cambiado ante la Juve: el andaluz no entendió que el elegido fuera él cuando Bale volvía de una lesión y estaba desaparecido sobre el césped. Una 'puyita' más que ha hartado al técnico.

 

Carlo está cansado de los gestos del malagueño y de su falta de humildad. El retorno de Modric marcará su retorno a los banquillos. A día de hoy, el malagueño no es titular para el italiano. Y Carletto  ha dicho basta a los últimos gestos de desaprobación que ha protagonizado el número '23'. Gestos de todo tipo que se pueden dividir en dos planos. El primero es el que afecta a lo meramente deportivo, a lo que se ve sobre el césped. Ancelotti percibe que su futbolista ya no es el que era. Que ha perdido humildad. Que ya no se sacrifica. Que pasa. El segundo, hace referencia a estas muestras públicas y privadas de enfado cuando el equipo se está jugando el sero o no ser en la temporada.



Las consecuencias han sido inmediatas: toque de atención del grupo. Los pesos pesados del vestuario han pedido máxima implicación. Dejar un lado los egos y situaciones personales y remar todos a una hasta final de curso. El mensaje es claro: primero, el Real Madrid. El equipo debe estar por encima de los necesidades propias y esa imagen debe trasladarse en el campo y ante los medios de comunicación.

 

Para estas voces de la plantilla no es momento de quejas. Ni de airear las necesidades de cada uno en el equipo. Un mensaje que suscriben desde las alturas donde quieren que cualquier debate extradeportivo quede aparcado.



Y es que el semblante serio ante las cámaras de Canal + de Isco no ha gustado de puertas a dentro donde empiezan a estar cansados de las quejas de un jugador al que parece que su vuelta al once por las lesiones le tiene más que irritado.



En el toro lado, está Isco. El malagueño anda mosca y parece que esta temporada y sus futuros logros ya no van con él. Es más, una temporada en blanco del Madrid significaría el adiós automático de Carlo y una esperanza para Alarcaón de que el nuevo 'mister' contara con sus capacidades de inicio. Con Ancelotti esto no sucederá: el italiano le ha dejado muy claro al jugador que Modric y James estarán por delante de él. E Isco no quiere que su concurso en el Real se limite a suplir la ausencia de compañeros lesionados, sancionados o en partidos de trámite y avisa que así no estará otro año.



El andaluz no aceptará ni el papel de comodín en el Madrid: Bale se lesionó en octubre y ahí estaba el malagueño para ocupar su sitio en el once, Modric cayó en noviembre y de nuevo volvió a escena el ex del Málaga, James hizo lo propio en diciembre y se volvió a recurrir al internacional español. Ahora es el croata el que regresa a la enfermería e Isco aparece en el equipo titular para salvar los muebles.



No es la forma/manera en que el andaluz quiere hacerse un nombre en el Real. Se siente preparado para quedarse la plaza en propiedad más allá de los problemas de terceros. Ni sonríe, ni sonreirá.