¿Debe haber revolución en el Madrid? Mentiras y verdades sobre esta moda
Repasamos la trayectoria deportiva e institucional del club en los últimos años
El Real Madrid cayó en semifinales de la Champions League ante la Juventus de Turín y no revalidará el título conquistado hace sólo un año, ante el Atlético de Madrid en Lisboa. Sigue siendo, por tanto, campeón de Europa hasta el próximo 6 de junio, algo que logró con gran parte de la plantilla actual y su actual entrenador. Esto es un hecho, como también lo es el darse cuenta de que perder frente al equipo que ha ganado la Liga italiana en las últimas cuatro temporadas se considera un fracaso viendo el nivel y las posibilidades de ambas plantillas y ambos clubes a día de hoy.
Pero en el fútbol, cuando sólo queda ver lo que pasa sobre el césped, los billetes no juegan. El Madrid, sin embargo, lleva muchos años basando prácticamente todas sus decisiones deportivas e institucionales en base a los mismos, al gasto masivo de presupuesto para fichar a los jugadores más caros y teóricamente mejores del mercado, aunque eso cueste ficharlos por mucho más dinero del que valen habitualmente. En esas decisiones cuentan también criterios de marketing y generación de ingresos en base al caché publicitario y mediático del futbolista en cuestión. Es así. Un nuevo concepto arraigado y unido al fútbol, guste o no. La virtud consiste en saber separarlo de lo deportivo y, sobre todo, decidir en qué medida una cosa debe apoyarse o complementarse sobre la otra.
En esa sobreexplotación del presupuesto y las posibilidades económicas, cada futbolista que llega lo hace sabiendo lo mucho que le ha costado a la entidad traerle al Bernabéu, convirtiendo su precio en un hándicap añadido a la competición deportiva a la hora de rendir. No todos saben encajar igual este detalle. Además, en varios casos deben afrontar el hecho de que, para tener un hueco en la plantilla y en el equipo titular deben adaptar sus características futbolísticas a posiciones donde nunca han jugado antes. Así que, el realidad, esas cualidades que todo aficionado ve en vídeos y resúmenes cuando el Madrid ficha a un jugador no siempre van a poder desarrollarse de igual manera en el equipo blanco, sencillamente porque se ficha un mediapunta que actúa de mediocentro o un extremo zurdo que juega por la derecha.
Todas estas pequeñas piedras se van amontonando en un montículo que complica aún más los objetivos deportivos, que son, en realidad y al final, los únicos que determinan el rumbo del club a efectos de la visión que el aficionado tiene del mismo. Además de luchar contra los rivales, hay que luchar contra la propia idiosincrasia de los problemas propios que la entidad se ha generado en sí misma. El Real Madrid ha ganado una de las últimas siete Ligas si aceptamos que el Barcelona ganará la actual, por cinco de los culés. Es cierto que se ganaron cuatro Ligas de Campeones en los últimos 17 años, a una media de una Champions cada menos de cinco años, pero sólo dos se lograron con el nivel presupuestario actual, producto de la gestión de Florentino Pérez. Dos de doce si hablamos de los años en los que el mandatario ha estado al frente del club. Con una nómina de nombres como Figo, Zidane, Ronaldo, Kaká, Cristiano Ronaldo, Benzema, Owen, Roberto Carlos, Sergio Ramos... mas hombres de la casa como Raúl o Casillas, no es reprochable ver cómo muchos aficionados reclaman más resultados en base a las posibilidades y el dinero empleado.
Después de la derrota ante la Juventus, habrá muchos cambios. De jugadores y quién sabe si de entrenador. Ninguno, a excepción de Mourinho y Vicente del Bosque, aguantó tres o más temporadas al frente de la entidad en los últimos tiempos, síntomas que, junto al vaivén continuo de jugadores, evidencian que el proyecto deportivo que se maneja en el club puede calificarse de muchas formas a excepción de 'estable'. Prima la inmediatez y el resultadismo, con un porcentaje de resultados reales que ofrecen serias dudas si se analizan con la perspectiva de un tiempo prolongado. Una forma de pensar que incluso se ha instalado en la cabeza del hincha, que sólo minutos después de la caída ante los italianos y aún con el enfado en carne viva, pasaba de los reproches por el partido a preguntar: "¿Echarán a Ancelotti? ¿A quién ficharán? ¿Vendrá Pogba? ¿Se irá Cristiano". Ése es el proyecto deportivo actual y el anhelo de usar y tirar con el que se consuela el seguidor, el jaleo constante, barajar cartas sin táctica para tener una mano estable.