Aunque Josep Maria Bartomeu y su equipo de asesores intentaron vender el acuerdo con Lassa Tyres para esponsorizar todas las secciones profesionales como un gran éxito, lo cierto es que apenas sirve para paliar de forma mínima la sangría económica que año tras año generan las secciones del club, que viven de los ingresos que proporciona el fútbol.
Lassa Tyres pagará 20 millones de euros durante los próximos cuatro años. Para hacernos idea de lo que supone, el presupuesto anual de la sección de baloncesto es de 25 millones y solo aporta tres millones de ingresos a las arcas del club, en buena parte porque no ha tenido patrocinador en las dos últimas temporadas. El rendimiento de ese presupuesto se traduce en los últimos tiempos en derrotas estrepitosas ante el Real Madrid y en la dolorosa eliminación de la Final Four.
El balonmano azulgrana, que acaba de proclamarse campeón de Europa, le cuesta al club 8 millones de euros y no tenía patrocinador. El fútbol sala también estaba sin patrocinador. Su presupuesto es de 5 millones. El hockey sobre patines, también campeón de Europa, tiene un coste de 2,5 millones de euros.
Algo ocurre en las secciones del FC Barcelona, un tema que conoce bien Bartomeu porque fue responsable del baloncesto como directivo durante una parte del mandato de Joan Laporta. No se entiende que el club no sea capaz de generar ingresos para cubrir unos gastos de 40 millones de euros. La firma del contrato con Lassa Tyres, para que patrocine a todas las secciones, no es más que una octava parte de los recursos que debe generar el club en el Palau. La viabilidad de las secciones es una asignatura pendiente de Bartomeu que a buen seguro le pasará factura en las próximas elecciones a la presidencia.