Echar a Eduardo Berizzo le cuesta al Sevilla una 'guerra civil': ¡Vaya lío!

Echar a Eduardo Berizzo le cuesta al Sevilla una 'guerra civil': ¡Vaya lío!

El 'Toto' fue despedido a última hora de este viernes, en vísperas de las fiestas de Nochebuena y Navidad, y con el argentino en pleno proceso de superación de un cáncer.

Ha cogido por sorpresa a todos... o no. Lo cierto es que la realidad se veía de una forma bien diferente en Sevilla respecto al resto del panorama nacional, y en el entorno del club andaluz era un secreto a voces: Eduardo Berizzo pendía de un hilo. Nada tenía que ver su reciente sometimiento a terapia para superar un cáncer, aseguran constantemente tanto desde dentro como desde fuera del club (y no hay absolutamente ningún argumento que pueda hacer a alguien dudar de esta afirmación), sino, simplemente, la falta de regularidad y, sobre todo, la imagen que el Sevilla lleva dando toda la temporada. A ojos de su afición y, tras esta destitución, está claro que también para la directiva de la entidad nervionense, el argentino nunca se hizo con el mando del vestuario ni le cogió la medida a un equipo con mucho más potencial del que, dicen, ha mostrado en todos los frentes desde el mes de agosto.

 

Estas sensaciones en cuanto al juego contrastan, no obstante, con la situación real que el Sevilla mantiene en estos últimos días de diciembre en las distintas competiciones. Jugando bien, mal o regular, los andaluces son quintos en la Liga y están a sólo dos puntos del Real Madrid, que ostenta la cuarta plaza, y ya están clasificados para los octavos de final tanto de la Champions League (su tope histórico) como de la Copa del Rey. Teniendo en cuenta el nivel que se le presupone a un club como el sevillano, no parece que éste esté ahora mismo ni siquiera un poco lejos de ninguno de los objetivos que, teóricamente, tiene (o, y aquí viene el quid de la cuestión, debería tener si se fuese realista) de cara a la campaña.

 

Berizzo

 

Pero parece que el juego ha pesado más en la decisión que los resultados. Y por momentos tampoco, ya que, según José Castro, presidente del Sevilla, que a última hora de este viernes se apresuró a dar explicaciones por la destitución del técnico, no se iba "en el camino de conseguir los objetivos". Se ha cesado al entrenador por una mala racha que, concretamente, ha consistido en no ganar ninguno de los cuatro últimos encuentros disputados por el Sevilla, con dos derrotas en la Liga y dos empates, uno en la Liga de Campeones y otro en Copa.

 

Guerra civil

 

Teniendo en cuenta que el equipo no parece atravesar penurias más allá de una mala racha que todavía no puede calificarse de definitiva, sobre todo porque sólo dura cuatro partidos y queda más de media temporada por delante, es loable que echar ahora al entrenador haya sido considerado por muchos aficionados, no siempre del Sevilla, un acto carente de motivos y ciertamente poco elegante (por no utilizar otras palabras) si se pone énfasis en la situación personal que está pasando ahora mismo Berizzo, algo que es cierto que no debe interferir en lo que es la realidad deportiva y su trabajo profesional. Pero es que claro, cuando esa realidad deportiva no ofrece excesivos motivos constatables (y con "constatables", nos referimos a datos sobre los que no quepa interpretación u opinión), es normal que la tendencia generalizada por parte de la 'masa' del aficionado sea pensar que el cáncer que Berizzo está todavía pasando pueda haber influido en algún tipo de precipitación por parte de la directiva andaluza.

 

 

Que el juego no sea el esperado es algo que, en todo caso, está abierto a diferentes opiniones y/o interpretaciones, pero los resultados han dejado a Berizzo como víctima frente a un Sevilla que, con todos los respetos, no tiene el potencial deportivo como para exigir, a la misma altura o incluso por encima de los resultados, un fútbol preciosista y bonito. Y esto ha provocado una auténtica guerra civil en redes sociales, entre los partidarios del argentino, indignados por el trato que el Sevilla le ha dado al técnico en este momento tan delicado para él, y los aficionados que, cansados por el juego del equipo, aplauden una decisión que, en cualquier caso, como decimos, no ha cogido por sorpresa a nadie en la ciudad. Era algo que llevaba mascándose desde hacía semanas. La polémica está servida.