El cisma directiva-vestuario aumenta en el Madrid y viene de lejos

Sergio Ramos no es el primero que tiene diferencias con la cúpula y otros pueden seguirle

El cisma directiva-vestuario aumenta en el Madrid y viene de lejos

Iker Casillas vive una situación nada cómoda desde hace tres temporadas dentro de su propio club. El Real Madrid y el capitán blanco tienen pendiente resolver un problema: El enturbiamiento máximo de su imagen ante buena parte de la afición blanca, provocada por los problemas y las desavenencias del pasado, comenzadas en la última etapa de Jose Mourinho en el banquillo del Bernabéu. Y detrás de todo eso, el progresivo deterioro de relaciones entre el club y el jugador por muchos motivos.

 

Sin embargo, si la posible salida del portero ante la inminente llegada de De Gea era el asunto central de todos los rumores de verano en torno al Madrid hasta hace unos días, la explosión del problema de la renovación de Sergio Ramos y la posibilidad de que el segundo capitán también se marche ha eclipsado todo lo demás. Pero cuidado, porque otros podrían seguir los pasos de ambos.

 

Y es que, de un tiempo a esta parte, las relaciones entre buena parte de la plantilla merengue y la directiva no ha evolucionado por buenos derroteros. Especialmente tras la consecución de la décima Copa de Europa, un título que alivió una necesidad vital e histórica para el club pero que a la vez pareció hacer que reventara un globo descomunal dentro del que habían metidas muchas cosas, acumuladas durante años de paciencia y resignación por el bien de jugadores y directiva.

 

Nada más ganar la Champions, se fueron Di María y Xabi Alonso por distintos motivos. Dinero, motivación, diferencias de criterio a la hora de entender lo que es un vestuario... un año antes había sido Mesut Özil, otro crack de la plantilla que entendió que era mejor marcharse que competir con el frenético ritmo de mediapuntas y fichajes estrella que cada verano hacen más complicada la convivencia y la repartición de minutos en el equipo. Ahora puede ser Iker, puede ser Ramos... y con Cristiano Ronaldo visiblemente enfadado -al menos con la prensa española- y otros que, públicamente, siempre se han manifestado a favor de los dos capitanes españoles, todo puede pasar.

 

2009-2015, seis temporadas de deterioro progresivo. Cuando Florentino Pérez accedió a la presidencia del Real Madrid por segunda vez se planteó como meta no 'malcriar' a los jugadores ni darles el poder que había llegado a concederles en su primer mandato y que luego le explotó en la cara, provocando su dimisión. El problema es que quizá ha llevado esta máxima demasiado lejos, y ahora sobran los ejemplos de futbolistas con muchísimo peso dentro del vestuario e importancia en el equipo que han tenido que salir por diferencias con el club. La cosa es que todo se refleja en el césped y en el juego. Parece que no se encuentra un término medio.

 

Y en esas estamos. El vaivén de modelos con los Pellegrini, Mourinho, Ancelotti y ahora Benítez hace que el mensaje es que no hay un rumbo claro. Se cambia de perfil de entrenador según se considere que el grupo está más o menos controlado y no se tiene en cuenta la opinión de los futbolistas, algo que ellos mismos se encargan de airear de vez en cuando con sus declaraciones, como con las manifestaciones recientes de apoyo en favor del italiano ante su destitución. El lío con los servicios médicos y la falta de confianza entre esta sección y la plantilla tampoco ha ayudado. Además de los mencionados, otros como Pepe, Modric o incluso Toni Kroos también apoyaron la continuidad de Ancelotti. Un grupo que apenas es escuchado y que ahora podría seguir a Ramos para tratar de ganar voz.