El método Benítez provoca los primeros encontronazos en el vestuario
El madrileño marca perfil en el grupo a las primeras de cambio
Nuevo rumbo. Florentino Pérez ha cogido al timón y llamado a filas a un marinero obediente y servicial como Rafa Benítez. El madrileño no tiene el pedigrí del pasado pero responde a las órdenes del comandante como el primero. Y esto gusta en el Madrid.
A Carlo Ancelotti no se le ha conocido discusión airada, ni grito, ni un aquí mando yo, ni imposición con los jugadores en su paso por el Real. No era, ni es su filosofía, ni su forma de proceder y por eso ha terminado con el petate en la calle.
Rafa Benítez ha soltado los primeros gritos. A las primeras de cambio, el madrileño marca perfil generando algunos roces -necesarios- entre técnico y jugador para ajustar las piezas y reubicar a la plantilla en el nuevo método: una mano dura que se está notando desde la primera charla.
La misión de Benítez es clara: pasar el aspirador por el vestuario. Y Rafa no se arruga. Una purga de egos con luz verde para decidir salida en una pretemporada que se convertirá en eliminatoria.
Se terminaron los privilegios. El querer ser más que el propio club. El Madrid está por encima de todos y cada uno del vestuario y el que no entienda algo así, estará en la calle. La disciplina va a marcar el inicio y final de la era Benítez. Están avisados.