¿Asistiremos a una nueva edición descafeinada de la Bundesliga?

El campeonato alemán está huérfano de competidores para un Bayern que debilita a sus principales rivales quitándoles a sus mejores jugadores

¿Asistiremos a una nueva edición descafeinada de la Bundesliga?

El fútbol alemán ha evolucionado mucho en los últimos años y su liga se ha confirmado como una de las más potentes del continente. De hecho, hace cuatro temporadas se ganó el derecho a tener cuatro representantes en la Champions League. De este modo, el balompié teutón le ganaba una plaza al maltrecho Calcio, cuyos equipos venían dando un rendimiento muy pobre en competiciones europeas.

No obstante, el campeonato alemán sufre un mal endémico desde hace ya años. Y es que cuando aparece un equipo exuberante y con potencial, el todopoderoso Bayern de Múnich le arrebata a sus mejores jugadores para reforzarse de cara al competitivo escenario europeo. Eso sucedió a principios de siglo con el Bayer Leverkusen (Lucio o Ballack terminaron en Baviera), hace diez años con el gran Werder Bremen de Thomas Schaaf (Klose y Borowski fueron en esta ocasión los elegidos) o recientemente con el gran Borussia Dortmund que gestó Jürgen Klöpp. El día que se enfrentaron en la final de la Copa de Europa en Wembley en mayo de 2013, los amarillos ya sabían que el Bayern pagaría la cláusula de un Mario Götze que se perdió el partido por lesión. Al año siguiente, el fin de contrato de Robert Lewandowski significó una nueva incorporación para los del Allianz Arena. Con eso llegó el desenlace del gran Borussia.

Desde las dos ensaladeras consecutivas del BVB en 2011 y 2012, las tres siguientes ediciones han sido paseo militar para el conjunto muniqués. Sólo en esta temporada el Wolfsburgo pareció sacarle los colores al Bayern, pese a que terminó a diez puntos de un equipo que ganó la liga con más de un mes de antelación.

Para este curso se espera que el imponente conjunto de la Baja Sajonia vaya a más. Jugadores como Ricardo Rodríguez, Kevin de Bruyne o Bas Dost lideran un equipo al que se unió en enero André Schürrle y ahora Max Kruse. Ellos parecen la alternativa más seria a un Bayern que sigue siendo el claro favorito. Siempre que los bávaros no pongan sus ojos en el Volkswagen-Arena, claro está.

Del resto de equipos, queda por ver qué tal funciona el nuevo proyecto de Thomas Tuchel en el Signal Iduna Park. Bayer Leverkusen, Borussia Mönchengladbach o Schalke 04 serán animadores de nivel, pero parecen lejos del nivel que tendrán los de Guardiola. Otro atractivo del torneo será saber si históricos como el Hamburgo o el Stuttgart empezarán a mirar hacia arriba o seguirán coqueteando con la tragedia como en los últimos años.

De momento, antes de que empiece la competición de la regularidad a mitad del próximo mes, llegará la Supercopa alemana el 1 de agosto entre Wolfsburgo y Bayern. Un duelo que será, con seguridad, una buena vara de medir.