Año 1 después de Maradona: el Dios que se marchó en silencio

Año 1 después de Maradona: el Dios que se marchó en silencio

Hoy se cumple un año de la muerte de uno de los más grandes del fútbol

Cuando el 25 de noviembre del 2020 empezaba a correr la noticia de que Diego Armando Maradona había fallecido fueron muchos los que negaron la mayor. No podía ser verdad. No así. Pero lo cierto es que ‘el pelusa’ llevaba ya casi dos décadas jugando con fuego y parecía claro que al final se terminaría quemando.

Más allá de sus sombras, que fueron muchas, al 10 eterno de la selección argentina (con el permiso de Leo) se le recuerda por todas las luces que tuvo, muchísimas. Aquel chaval nacido en Lanus Oeste en el otoño de 1960 cambiaría para siempre el fútbol y llevaría a su selección, la argentina, a las cotas más altas al liderar a su país en la consecución del segundo mundial, aquel logrado en México en 1986 en la plenitud de su carrera deportiva.

Maradona con la copa del mundo de 1986

Para entonces Maradona ya jugaba en la Serie A italiana y, al igual que ocurría con su combinado nacional, “el Pibe de Oro” era el líder indiscutible de los napolitanos, que vivieron sus mejores años deportivos con dos Scudettos, una Copa, una Supercopa y sobre todo la UEFA lograda en la temporada 1988-1989.

Ni dos grandes como Boca Juniors y FC Barcelona habían logrado retener a la que ya era la estrella mundial número 1. Y para muchos este fue un rasgo de grandeza de Diego: pudiendo comer en la mesa de los grandes escogió algo mucho más modesto para llevarles a lo más alto del éxito. Una especie de Robbin Hood del fútbol moderno. Aunque de nuevo, en esta decisión, como en tantas otras de la vida del astro, aparecen algunas sombras que manchan su gran obra.

Sin embargo, cuando se cumple un año ya de la muerte del que para muchos sigue siendo el mejor jugador que se ha visto sobre un terreno de juego (otros nunca fueron de Diego o incluso lo fueron pero se han pasado a Messi en los últimos años) lo que si está claro es que Maradona generó debate vivo y lo hizo también tras su solitaria muerte.

El 10 no descansará en paz ni para sus fieles ni para sus detractores y sus luces y sus sombras estarán siempre con él y con su recuerdo. A qué se le quiera dar más importancia ya dependerá de cada uno.