El fichaje galáctico de Víctor Font se va al Barça con Joan Laporta

La campaña electoral para la presidencia del Barça, que ha durado más de medio año, por fin ha acabado. Ha sido eterna y se ha hecho excesivamente larga, pero al final no ha habido sorpresas, y se ha impuesto con claridad un Joan Laporta que vuelve a los mandos del club tras una década. En él están depositadas todas las esperanzas de los aficionados, aunque, a decir verdad, no tendrá complicado mejorar lo que hizo su antecesor, Josep María Bartomeu, considerado como el peor de la historia de la entidad.

Su misión será devolver a la escuadra azulgrana a lo más alto, justo como consiguió en 2003. Pero, esta vez, no solo se tendrá que enfrentar a una crisis deportiva, social e institucional, si no a una económica que tiene a todos muy preocupados. Sea como sea, sus promesas han calado hondo en los socios, recibiendo más del 50% de los votos, por delante de Víctor Font, que quedó en segundo puesto. Y es que él mismo se fue delatando a base de mentiras.

Prometió traer a Xavi Hernández como entrenador, que después desmintió todo, y reafirmó su compromiso con el Al-Sadd. Pero, sin duda, lo más vergonzoso fue con Jordi Cruyff, pues afirmó que tenía un acuerdo con él, para formar parte del organigrama deportivo. Y menos de 24 horas tardó el hispano-holandés en desmontar su teoría, negando que tuviera nada pactado, ni con él ni con nadie, y que tenía contrato en vigor con el Shenzen chino.

Pues bien, ahora la cosa puede ser todavía peor. Porque, según se ha conocido, el hijo del legendario Johan Cruyff finalmente sí que regresará al Camp Nou, donde estuvo durante un tiempo como jugador, antes de pasar por Manchester United o Deportivo Alavés. Y lo hará de la mano de Laporta, que le tiene reservada una plaza en la directiva, pero no se sabe exactamente que rol desempeñará. Se especula con que sea el jefe de los ojeadores, y del equipo de ‘scouting’ y analistas.

Algo que demuestra que Cruyff no es que no quisiera volver al Barça, si no que solo lo haría con un proyecto convincente.

Y sin Font en la presidencia.