Carlo Ancelotti estaba equivocado, Mbappé se lo dijo, pero hasta que llegó Xabi Alonso nadie le hizo caso

Una conversación en el vestuario que terminó marcando un antes y un después

Carlo Ancelotti estaba equivocado, Mbappé se lo dijo, pero hasta que llegó Xabi Alonso nadie le hizo caso

Kylian Mbappé no es de los que se callan. Ve el fútbol de manera directa. Lo que no le gusta, lo dice. Y a Carlo Ancelotti se lo dejó claro: el Real Madrid estaba “jugando con diez”. No lo dijo como un capricho. Lo dijo porque veía que Raúl Asencio no estaba al nivel que pedía la camiseta blanca.

El delantero francés había notado los errores del central en pretemporada. Un penalti absurdo en un amistoso. Una expulsión rápida en el siguiente partido. Detalles que, para un jugador de la élite, son alarmas. Mbappé se lo trasladó a Ancelotti. Sin rodeos. Pero el técnico italiano decidió seguir confiando.

Para Ancelotti, Asencio merecía más oportunidades. Para Mbappé, era una apuesta arriesgada. El vestuario estaba dividido, algunos entendían la paciencia del entrenador. Otros veían lo mismo que el francés: el equipo se estaba perjudicando. El problema es que el aviso quedó sin respuesta. Hasta que cambió el hombre que tomaba las decisiones.

La mano firme de Xabi Alonso

Con la llegada de Xabi Alonso al banquillo, la historia cambió. El exjugador no dudó en escuchar de nuevo la opinión de Mbappé. Y esta vez, sí hubo consecuencias. Raúl Asencio perdió su puesto. El nuevo técnico apostó por soluciones más seguras: Rüdiger, Militão o incluso Huijsen como alternativas en defensa.

No fue un castigo impulsivo. Xabi analizó los partidos y entendió lo que pasaba. La defensa necesitaba solidez inmediata. No podía arriesgar con un jugador fuera de forma. Así, tomó una decisión que Ancelotti no había querido tomar. Y lo hizo sin titubear. Esta reacción envió un mensaje fuerte al vestuario: las advertencias de las figuras se escuchan. Y si el rendimiento no es suficiente, se actúa. Mbappé sintió que, por fin, su voz tenía peso real en el plan de juego.

La diferencia de enfoque entre ambos entrenadores quedó marcada. Ancelotti apostó por la paciencia y la continuidad. Xabi Alonso, por la eficacia y el cambio rápido. El resultado fue claro: un equipo más sólido atrás y un líder ofensivo más satisfecho. En el fondo, lo que pasó demuestra que a veces el cambio más grande no está en los jugadores, sino en quién se atreve a tomar las decisiones.