Fede Valverde y Courtois lo criticaron y ha cambio de vida, ahora es el primero en llegar y el último en irse
Un giro inesperado en Valdebebas que no ha pasado desapercibido
La temporada pasada no fue sencilla para Endrick. Llegó al Real Madrid con la ilusión de un niño y el precio de una estrella. Pero las lesiones y la falta de continuidad le pasaron factura. En el vestuario, algunos compañeros empezaron a impacientarse. Fede Valverde y Thibaut Courtois, referentes dentro y fuera del campo, le dejaron claro que en este club no basta con el talento.
El mensaje fue duro y directo. Endrick lo sintió como un golpe al orgullo. A la vez, entendió que tenía dos caminos: seguir igual y marcharse cedido, o dar un giro radical. Durante semanas, se habló de su salida. La Real Sociedad tenía todo preparado para recibirlo. También la Juventus preguntó por él. Sin embargo, una recaída en su lesión muscular frenó cualquier traspaso. Ese parón, inesperado, se convirtió en un punto de inflexión.
La rutina de un nuevo Endrick
Cuando el Madrid volvió al trabajo en Valdebebas, Endrick tomó una decisión: ser el primero en llegar y el último en irse. No lo dijo en voz alta, simplemente empezó a hacerlo. Hoy, antes de que salga el sol, su coche ya está en el aparcamiento. Y cuando el resto se va, él sigue en el gimnasio o practicando remates.
Xabi Alonso, que apenas tuvo tiempo de tratar con él durante el Mundial de Clubes, ha visto a un jugador diferente. Más enfocado, más serio y con ganas de aprender.
9️⃣ @Endrick pic.twitter.com/lKKKk2cjZ2
— Real Madrid C.F. (@realmadrid) August 8, 2025
El joven delantero aprovecha cada charla con el míster para absorber conceptos y mejorar en los detalles que antes pasaba por alto.
Sus compañeros también lo notan. La imagen del chico callado y algo desconectado se ha transformado en la de un trabajador incansable. A sus 19 años, Endrick quiere demostrar que no necesita una cesión para crecer. Su meta es competir de tú a tú con Gonzalo García por el puesto de delantero alternativo a Kylian Mbappé.
Sabe que no es fácil. El francés llega en estado de gracia, con títulos y premios individuales bajo el brazo, y con la Champions como gran objetivo. Pero Endrick no mira el calendario ni las estadísticas. Mira el reloj cada mañana y se asegura de que marque la hora suficiente para ser, una vez más, el primero en pisar el césped de Valdebebas.