Ha roto el vestuario del Real Madrid, jugadores como Arda Güler o Brahim Díaz están más que molestos

Un vestuario en calma aparente

Ha roto el vestuario del Real Madrid, jugadores como Arda Güler o Brahim Díaz están más que molestos

La llegada de nuevos jugadores siempre genera ilusión. También nervios. Y en el Real Madrid, donde la competencia es extrema, cada movimiento se siente como una sacudida. Este verano, Florentino Pérez ha apostado fuerte. Han llegado promesas y nombres consolidados: Huijsen, Carreras, Franco Mastantuono y Alexander-Arnold. Un cartel brillante para reforzar la plantilla.

Pero no todos están contentos. Para algunos, estos fichajes son una amenaza directa. Arda Güler o Brahim Díaz, por ejemplo, sienten que su espacio se reduce. El tiempo de juego es limitado y la sombra de los nuevos es alargada. En un vestuario lleno de talento, perder protagonismo es un golpe duro. Sobre todo para jugadores jóvenes que buscan consolidarse. Y cuando la presión aumenta, cualquier gesto o palabra puede encender el ambiente.

Salarios y jerarquías bajo presión

No es solo un tema deportivo. También hay dinero de por medio. Florentino mantiene una política clara: jugadores de más de 30 años, solo contratos de un año y sueldos ajustados. Lo aplicó con Cristiano Ronaldo. Lo hizo con Sergio Ramos. Nadie está por encima del club. Pero la tensión ahora se centra en otro frente: la escala salarial. Vinícius Júnior quiere cobrar lo mismo que Mbappé. Florentino se niega a romper la jerarquía de sueldos. Esa decisión ha sido vista por algunos como una señal de que las reglas no se tocan. En teoría, todos saben que en el Real Madrid existen rangos. Pero en la práctica, los egos y las expectativas pesan. Y cuando un jugador siente que no recibe el reconocimiento que merece, el malestar crece.

El vestuario sigue siendo uno de los más competitivos del mundo. Sin embargo, las últimas semanas han mostrado que la armonía no es perfecta. Entre nuevos fichajes, luchas por minutos y disputas salariales, el clima se ha vuelto más denso.
Florentino ha vivido crisis internas antes. Sabe manejar la presión. Pero esta vez, la sensación es que el equilibrio es más frágil que nunca.  El próximo partido será una prueba de fuego para medir si la unión del grupo sigue intacta o si las grietas empiezan a notarse en el césped.