Mbappé y el resto asisten a la purga en el vestuario que se lleva al intocable de Ancelotti por delante

Mbappé y la plantilla presencian como un futbolista es dinamitado tras ser “intocable” con Ancelotti

Mbappé y el resto asisten a la purga en el vestuario que se lleva al intocable de Ancelotti por delante

El primer pulso de Xabi Alonso al frente del Real Madrid ha sido contundente: a aquella situación de ''intocables'' que rodeaba a jugadores como Rodrygo Goes, desaparecido bajo las órdenes del nuevo técnico. Si con Ancelotti el brasileño gozaba de todos los privilegios, ahora ha sido colocado en la rampa de salida, y la plantilla ha recibido el mensaje claro: el talento no garantiza un sitio en el equipo.

En apenas cuatro partidos de pretemporada en Estados Unidos y el Mundial de Clubes, Rodrygo pasó de ser un fijo a jugar de forma testimonial. Debutó con más de una hora ante Al Hilal, pero luego solo apareció escasamente en el banquillo contra Pachuca y Salzburgo; con la Juventus, ni calentó. Xabi ha dejado claro en privado y en público que no tolerará a futbolistas que no se adapten al estilo ni aporten al bloque.

Rodrygo, el intocable que se quiebra bajo la disciplina de Xabi

Mbappé y el resto del vestuario han sido testigos del cambio. “Intocable” bajo Ancelotti, Rodrygo ha sido reemplazado por perfiles más comprometidos en defensa y mejores adaptados al esquema de presión y rigor colectivo. Periodistas como Alfredo Relaño le han señalado como “la mayor víctima de la era Xabi Alonso” y han advertido que su valor podría convertirse en “un buen cheque” en ventas futuras.

Rodrygo Goes

Xabi ha actuado con frialdad: ya dio luz verde a su venta, con Arsenal o Manchester City en el horizonte, y ha advertido que la banda está cubierta con Arda Güler, Brahim Díaz y Mastantuono. El pulso táctico va más allá de nombres: se trata de consolidar un nuevo orden basado en rendimiento y disciplina por encima de favoritismos personales.

Un nuevo orden que sanciona a los ''intocables''

Ante la purga silenciosa de Rodrygo, Mbappé y sus compañeros observan con atención. El mensaje es inequívoco: en esta etapa, ni los pesos pesados tienen garantía de continuidad. Xabi Alonso ha mandado un aviso claro: “esto es un equipo meritocrático, no una suma de estrellas”.

Xabi Alonso

La tensión es palpable: los jugadores ven que su estatus ya no depende de su caché o apellido, sino de su rendimiento diario y su compromiso colectivo. Y en ese contexto, Rodrygo aparece como el primer gran ajuste. El siguiente paso será el desenlace: si la venta se formaliza, marcará un antes y un después en la era Xabi. Pero si Rodrygo logra revertir la situación, asumirá cómo un símbolo de la nueva disciplina que impera en Valdebebas. En un vestuario donde la purga ha comenzado, nadie está a salvo.