El Santiago Bernabéu vivió otra noche de alta intensidad futbolística, pero esta vez con un desenlace que volvió a sonreírle al Manchester City. El equipo de Pep Guardiola se impuso por 1-2 en un duelo que tuvo de todo: presión, rapidez, golpes inesperados y un protagonista del Real Madrid que volvió a brillar pese a la derrota. Rodrygo, que regresaba con fuerza tras su lesión, anotó un gol eléctrico en el minuto 28 que momentáneamente puso contra las cuerdas al conjunto inglés. Sin embargo, el City reaccionó con frialdad y dio la vuelta al marcador gracias a los tantos de Nico O’Reilly y Erling Haaland desde el punto de penalti.
Pero el verdadero momento humano del encuentro no se vivió durante los 90 minutos, sino después. Cuando el árbitro pitó el final, Guardiola no celebró con euforia ni corrió a los vestuarios. En cambio, se dirigió directo hacia Rodrygo con una sonrisa cómplice, como quien reconoce a un artista del balón
La victoria del City y el gesto inesperado de Pep
Guardiola explicó tras el partido que, aunque han jugado mejor otras veces sin ganar, esta vez fue el gol el que les llevó al juego. Reconoció también que para muchos de sus jugadores era la primera vez en un estadio tan imponente como el Bernabéu, un escenario que “siempre pesa, incluso para el árbitro”. La victoria, dijo, es importante por lo que representa emocionalmente y por el impulso que da vencer en un campo tan difícil.
Pero la escena que captó todas las miradas ocurrió en el césped. Pep, con su habitual serenidad tras los partidos grandes, buscó al brasileño entre los jugadores. Al encontrarlo, lo tomó del brazo y le dedicó unas palabras que se escucharon parcialmente en las cámaras. Fue directo, natural, sincero: “Tío, que bueno eres.” No fue una frase de compromiso. Fue el reconocimiento de un entrenador que sabe detectar el talento incluso cuando proviene del rival que acaba de complicarle la noche.
Ya en rueda de prensa, cuando le preguntaron qué le había dicho exactamente al brasileño, Guardiola no dudó:
“Le dije que es un jugador de otro nivel. Me alegro de que haya vuelto de su lesión, es muy, muy bueno”.
Pep, que ha tenido bajo sus órdenes a algunas de las mayores estrellas del fútbol mundial, no regala elogios por inercia. Cuando uno llega de él, llega de verdad. El City se llevó los tres puntos, pero Rodrygo se llevó algo distinto: el respeto explícito de uno de los mejores entrenadores de la historia. Y ese “Tío, que bueno eres” resonará mucho más allá del partido.