El Bernabéu le situó como el sustituto de CR7, decepcionó en el PSG y su carrera se va a pique

El Bernabéu le situó como el sustituto de CR7, decepcionó en el PSG y su carrera se va a pique

En su momento era el jugador sobre el que apuntaban todas las miradas

Durante muchos años Jesé Rodríguez estuvo considerado la gran promesa de La Fábrica ya que, desde antes de dar el salto al primer equipo del Real Madrid, sus prestaciones invitaron a pensar que no tardaría mucho tiempo en brindar alegrías al club.

En 2013 se produjo ese mencionado salto definitivo en su trayectoria deportiva que, a pesar de que Cristiano Ronaldo aún tenía mucha carrera por delante, situó a Jesé como el relevo generacional del astro portugués, pero poco a poco ese sentimiento de ilusión se fue diluyendo tanto por sus continuas lesiones como por sus excéntricos problemas extradeportivos.

De ahí que, ya habiendo disminuido ese grado de esperanza con el canario, Florentino Pérez aceptase su salida al PSG en el año 2016, una etapa digna de olvidar para el jugador, quien por culpa de la presencia de estrellas como Neymar o Mbappé se vio obligado a probar fortuna lejos del Parque de los Príncipes tildado ya como una gran decepción para Nasser Al-Khelaïfi dados los 30 millones desembolsados para atar su incorporación.

Jese

Eso sí, tras sendas estancias en equipos de menor calibre como en Las Palmas, el Stoke City, el Real Betis Balompié, el Sporting de Portugal o el Ankaragücü, su club más reciente, Jesé Rodríguez está a punto de oficializar su compromiso con la Sampdoria, club que milita en la penúltima posición de la Serie A y club que ahora se aferra a que el canario recupere su mejor versión para tratar de salvar la categoría, aunque esto se presenta muy complicado atendiendo al bajo rendimiento ofrecido por el futbolista español desde que abandonó el Real Madrid hace 8 temporadas.

Ahora, aún con 29 años, Jesé tiene la que quizá sea su última oportunidad en Europa para tratar de callar todas las críticas recibidas durante su carrera y, por qué no, utilizar su estancia en Génova como trampolín para llamar la atención de algún gigante del viejo continente.