A la infanta Elena le han ordenado que sus hijos no pongan un pie en Zarzuela
Los Marichalar no van a ser bienvenidos en invierno
La infanta Elena atraviesa uno de los momentos más duros de su vida familiar. Si hasta ahora había intentado mantener cierto vínculo con Felipe VI, la realidad es que la última decisión que se ha tomado en Zarzuela ha supuesto un golpe directo a su corazón de madre: sus hijos, Froilán y Victoria Federica, han sido vetados de manera definitiva en la residencia real.
Y es que el comportamiento de los Marichalar ha terminado por agotar la paciencia de la institución. Sus actitudes, marcadas por los escándalos nocturnos, los desplantes públicos y una forma de vida alejada por completo del perfil que se espera de la familia del Rey, han cruzado una línea que ya no tiene vuelta atrás. La orden es clara: no podrán volver a Zarzuela, ni coincidir en actos privados con el núcleo central de la monarquía.

Felipe VI no quiere problemas para sus hijas
De este modo, el veto a Froilán y Victoria Federica no es solo una cuestión de protocolo. Es un mensaje rotundo de que Felipe VI no permitirá que nada ni nadie empañe la imagen de sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, especialmente en una etapa en la que la heredera comienza a asumir protagonismo público. Para la reina Letizia, además, la limpieza de entorno era innegociable: no quiere polémicas ni fotografías que devuelvan a la monarquía los fantasmas del pasado.
La realidad es que la infanta Elena se siente humillada. Ve cómo sus hijos, los únicos que le quedan bajo su protección, han sido apartados del lugar donde ella misma creció y que siempre consideró su casa. Su indignación aumenta al comprobar que la decisión no se limita al verano en Marivent, sino que afecta directamente al día a día en Zarzuela. La prohibición es absoluta.
Así pues, la fractura dentro de la familia real se ahonda todavía más. Elena asume en silencio un destierro que considera injusto, mientras sus hijos siguen siendo protagonistas de titulares que incomodan al Rey. Lo cierto es que el mensaje de Felipe VI no admite interpretaciones: los Marichalar han quedado fuera del círculo real para siempre.