Carlos III ha estado maltratando a sus trabajadores de Buckingham

El trato con Carlos III no es nada agradable

Carlos III ha estado maltratando a sus trabajadores de Buckingham

La figura de Carlos III vuelve a estar en entredicho. Tras unas vacaciones que ya levantaron ampollas al evidenciar la distancia con Camila, mientras él descansaba en Escocia y ella navegaba por Grecia en un yate valorado en 34 millones de euros, el monarca británico se enfrenta ahora a un escándalo aún más delicado: las acusaciones por supuesto maltrato hacia parte de su personal más cercano.

La realidad es que once jardineros de Highgrove House, la casa de campo de los Windsor en Gloucester, han denunciado al soberano por un trato abusivo y humillante. Según reveló este viernes la periodista Concha Calleja en el programa Fiesta, existe un documento interno que recoge testimonios estremecedores sobre la conducta del rey. "Lo más suave que se dice de él es que es soberbio y excesivamente exigente. A partir de ahí, las denuncias por maltrato se multiplican", aseguró la experta en Casas Reales.

Carlos

Carlos III disfruta tratando mal a las personas

Y es que los relatos van más allá de un carácter difícil. Hablan de un hombre que "disfrutaba intimidando a su personal", que pasaba gran parte del tiempo "malhumorado y mezquino", y que no dudaba en gritar si alguien cometía un error. Incluso sus propios asesores privados habrían presentado quejas formales por este comportamiento, describiendo a Carlos III como un hombre caprichoso e incapaz de distinguir la noche del día, siempre dispuesto a descargar su frustración sobre quienes le rodean.

De este modo, mientras en público el rey aparece sereno y ceremonioso, en privado las acusaciones dibujan un retrato muy distinto: el de un monarca de carácter explosivo, que convierte la vida de sus empleados en un campo de tensión constante. Todo ello ocurre en un momento sensible, cuando la Casa Real británica intenta proyectar una imagen de estabilidad tras la enfermedad del monarca y la retirada paulatina de responsabilidades de Guillermo y Catalina.

Así pues, aunque Carlos III se mostrara sonriente este viernes junto a Camila en el 80 aniversario del Día de la Victoria sobre Japón, el trasfondo es otro muy diferente. La sombra de estas denuncias pesa sobre la Corona británica y amenaza con abrir una grieta aún mayor en la ya frágil reputación del soberano, que lejos de ser un rey ejemplar, aparece ahora señalado como un patrón duro, implacable y temido en sus propias casas.