Carlos III se ha tenido que enfrentar a Guillermo de Gales para perdonar a Harry

El Príncipe Guillermo se niega a perdonar a su hermano

Carlos III se ha tenido que enfrentar a Guillermo de Gales para perdonar a Harry

El rey Carlos III parece decidido a tender la mano a su hijo menor, el príncipe Harry, pese a la tormenta que su regreso podría desatar en el seno de la Casa de Windsor. La voluntad del monarca es clara: quiere abrir un camino hacia el perdón y la reconciliación, aunque eso implique enfrentarse a la férrea negativa de su primogénito, el príncipe Guillermo, que ve en ese gesto una humillación para la institución que ambos representan.

Y es que la relación entre los hermanos sigue marcada por heridas profundas. Los reproches que Harry lanzó en entrevistas y en sus memorias todavía resuenan en el Palacio, y para Guillermo no basta con un simple gesto para borrar años de tensiones y desaires públicos. Él teme que un regreso precipitado del duque de Sussex erosione la imagen de fortaleza que tanto ha tratado de proteger.

Harry

Carlos III está decidido a lograr el regreso de su hijo

De este modo, Carlos III ha optado por implicarse personalmente. Según fuentes cercanas, el monarca ya ha mantenido contactos con su heredero, y no se descarta una reunión en los próximos días para buscar una solución que permita restaurar la armonía sin poner en riesgo la dignidad de la Corona. La urgencia del asunto se percibe en cada paso: el Rey quiere esa paz, pero sabe que necesitará equilibrio para no romper el delicado orden familiar.

La realidad es que el tiempo juega en contra. El deseo de Harry de recomponer la relación con su padre y su hermano coincide con un momento clave para la estabilidad de la monarquía británica. El Rey, que atraviesa un periodo de retos personales y de salud, ve en el perdón un bálsamo necesario, pero también comprende que nada será posible sin el consentimiento de Guillermo.

Así pues, la encrucijada real está servida: o se alcanza un pacto que permita el regreso de Harry con unas condiciones claras, o las divisiones seguirán alimentando un distanciamiento que amenaza con convertirse en definitivo. En manos de Carlos III y de Guillermo está la posibilidad de cerrar un capítulo que durante demasiado tiempo ha ensombrecido a la familia real británica.