Carlos III trabaja con Harry para que se divorcie de Meghan Markle

Carlos III no quiere que su hijo siga casado con Meghan

Carlos III trabaja con Harry para que se divorcie de Meghan Markle

La salud de Carlos III se ha deteriorado de forma preocupante, y cada día cuenta para resolver asuntos que marcarán el futuro de la familia real británica. El rey, consciente de que el tiempo apremia, ha puesto el foco en las cuestiones más delicadas de su legado, y entre ellas destaca la relación con su hijo Harry y la crisis matrimonial con Meghan Markle.

Desde su salida de la familia real en 2020, las tensiones con los Sussex han sido constantes. Pero ahora, con la creciente distancia entre Harry y Meghan, Carlos III ha decidido tomar cartas en el asunto. Preocupado por la estabilidad de su hijo, el monarca ha puesto sobre la mesa la asesoría de los abogados más reputados, asegurándose de que la actriz de Suits no obtenga más de lo que considera justo en un posible divorcio.

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Meghan nunca ha gustado en Buckingham

La relación entre Carlos III y Meghan nunca ha sido sencilla. La entrada de la actriz en la familia real generó fricciones y desconfianza, y el rey nunca se ha mostrado cómodo con su influencia sobre su hijo. La situación recuerda, en cierto modo, a la tensión que existió entre Letizia y Juan Carlos I, solo que en versión británica. Con el tiempo, esas diferencias se han hecho más evidentes, y la figura de Meghan ha pasado a ser un punto crítico dentro de la familia.

Ante este escenario, Carlos III está presionando a Harry para que avance en la ruptura. Según fuentes cercanas, el rey quiere que su hijo no ceda ante demandas excesivas: Meghan habría solicitado cifras millonarias, que superarían los 80 millones de dólares, además de derechos sobre la custodia de Archie y Lilibet, y la permanencia de su título de duquesa. El monarca no está dispuesto a que estos puntos se salgan de control.

Así pues, Carlos III ha dado un paso decisivo. Ofreciendo a Harry los mejores abogados y un plan estratégico para manejar el divorcio, el rey busca proteger los intereses de su hijo y garantizar que el proceso sea discreto y efectivo. La paz familiar, al menos en apariencia, depende ahora de que esta maniobra se ejecute sin filtraciones y que Meghan no se convierta en la gran beneficiada de la ruptura.