Carlos III traiciona como nunca lo había hecho, a Camilla Parker Bowles
Kate Middleton se ha convertido en un referente en Buckingham

El papel de Kate Middleton dentro de la Familia Real británica ha crecido de forma imparable en los últimos meses. La Princesa de Gales no solo ha sabido mantener intacta su imagen, sino que ha demostrado una capacidad innata para asumir responsabilidades de primer nivel. Cada aparición pública, cada gesto medido, cada palabra elegida con precisión han reforzado la idea de que Kate está lista para dar un paso más allá.
En este sentido, y según han revelado fuentes cercanas a Buckingham, Carlos III ya habría tomado una decisión estratégica: otorgarle más protagonismo a Kate Middleton dentro de los actos oficiales de la monarquía británica. Un cambio silencioso, pero firme, que deja entrever la dirección que el Rey quiere imprimir en su reinado. Porque si alguien representa los valores de la monarquía moderna, esa es Kate.
Kate Middleton, la mejor representante posible
El Rey Carlos III considera que la esposa del príncipe Guillermo se ha convertido en el rostro más respetado de la realeza. Con un perfil discreto pero firme, y una conexión directa con la ciudadanía, Kate ha logrado lo que otros no han podido: ganarse el respeto tanto del pueblo como del propio monarca. Y eso, en una Casa Real que ha sufrido crisis de imagen constantes, tiene un valor incalculable. Algo que ha acabado por convencer a Carlos III a la hora de contar con Kate Middleton para todo.
Este nuevo protagonismo, sin embargo, no ha sido bien recibido por todos. En los pasillos de Buckingham, algunos interpretan este ascenso como una forma de apartar a otras figuras más desgastadas de la esfera pública. Especialmente, a Camilla Parker Bowles, que desde hace tiempo arrastra una rivalidad silenciosa con la Princesa de Gales. Una tensión que, aunque nunca ha sido reconocida oficialmente, es más que evidente para quienes conocen el día a día de la realeza.
Así pues, Kate Middleton se consolida como el gran pilar femenino de la monarquía británica. Con un futuro cada vez más claro y un presente marcado por el liderazgo, su presencia en Buckingham ha dejado de ser secundaria para ocupar el lugar central que muchos ya ven como inevitable.