Casa Real apartó a Felipe VI cuando confirmó que consumía droga
La monarquía actuó con rapidez para evitar un escándalo que pusiera en riesgo la imagen del futuro rey

La historia de la monarquía española está llena de secretos y escándalos que, con el tiempo, han salido a la luz. Aunque la figura de Juan Carlos I ha estado tradicionalmente más asociada a las polémicas, su hijo, Felipe VI, también tuvo episodios que preocuparon a la Casa Real. Uno de los más delicados fue su relación con las drogas, un asunto que, según fuentes cercanas, llevó a la institución a tomar medidas drásticas para proteger la imagen de la Corona.
Durante su juventud, Felipe VI mantuvo una relación con Isabel Sartorius, una aristócrata que sufrió la presión de la familia real debido a su pasado vinculado a las drogas. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que el propio Felipe tampoco estuvo ajeno a este mundo. Según diversas informaciones, en aquella época el entonces príncipe habría experimentado con sustancias, lo que generó una gran alarma dentro de la Casa Real. La monarquía, ya en crisis por los escándalos de Juan Carlos I, no podía permitirse otro escándalo de esta magnitud.
La intervención de la Casa Real
Al confirmarse estos rumores, la reacción de la Casa Real fue inmediata. Desde Zarzuela, se activó un plan para distanciar a Felipe VI de cualquier entorno que pudiera resultar problemático. Isabel Sartorius fue una de las principales afectadas. Si bien su relación con las drogas era parte de su pasado, su cercanía con el príncipe representaba un riesgo. Por eso, la presión para que la pareja se separara fue implacable.
Pero las medidas no se limitaron a ella. Felipe VI también fue sometido a un estricto control. Se reforzó su seguridad y se limitaron sus círculos de amistades. Se impuso una vigilancia mucho más rígida sobre su comportamiento y sus salidas. El objetivo era claro: evitar que cualquier posible error se convirtiera en un escándalo público.
Finalmente, la estrategia funcionó. Con el tiempo, la imagen de Felipe VI quedó limpia y su vida privada pasó a ser mucho más discreta. La Casa Real logró desviar la atención y mantener el relato de un futuro rey impecable. Sin embargo, las huellas de aquellos años turbulentos siguen presentes en la historia de la monarquía, recordando que, detrás de la fachada institucional, hay secretos que la Corona prefiere enterrar.