Casa Real ha estado alquilando una finca en Marrakech para Felipe VI en la que se veía con un joven marroquí

Felipe VI se escondía para recibir a sus personas de confianza

Casa Real ha estado alquilando una finca en Marrakech para Felipe VI en la que se veía con un joven marroquí

La estabilidad del matrimonio entre Felipe VI y Letizia nunca ha estado exenta de rumores. Desde su boda en 2004, las versiones sobre un acuerdo pactado y no un verdadero vínculo de amor han circulado con fuerza. En Zarzuela se mantiene el silencio, pero lo cierto es que, con el paso de los años, las grietas se han hecho más evidentes. La frialdad entre ambos es cada vez más difícil de disimular.

Y es que distintas fuentes llevan tiempo apuntando a que el rey habría buscado refugio lejos de España, en una finca privada en Marrakech. Se trata de un lugar discreto, apartado de las miradas indiscretas y, según desvela el periodista Joaquín Abad en su libro Los novios de Felipe VI, reservado expresamente por la Casa Real. El objetivo: ofrecer al monarca un espacio de intimidad, lejos del peso de la Corona y de los focos mediáticos.

Felipe

Encuentros con gente de alto nivel

En esa finca, Abad asegura que el rey habría mantenido encuentros con un joven marroquí de apenas 20 años, un muchacho que trabajaba en el cuidado del lugar. Según el autor, el vínculo entre ambos fue inmediato y especial, hasta el punto de que Felipe regresó en varias ocasiones. No fue, pues, una simple anécdota, sino una relación marcada por la cercanía y la complicidad.

La revelación añade una nueva capa a las teorías que persiguen desde hace años al monarca. No se trataría de un episodio aislado, sino de una pieza más en una larga lista de supuestos amantes masculinos. En total, Abad habla de hasta diez nombres. Historias breves, algunas más intensas, que ponen sobre la mesa una incógnita que la Casa Real nunca ha querido abordar: la verdadera orientación sexual del rey.

Así pues, mientras en público Felipe y Letizia mantienen las apariencias, en privado las sombras de su matrimonio se hacen más densas. La finca de Marrakech no es solo el escenario de una historia íntima, sino también el símbolo de una doble vida que, según estas revelaciones, habría sido cuidadosamente protegida por el propio entorno institucional. Una verdad incómoda que, de confirmarse, sacudiría de lleno los cimientos de la monarquía española.