Casa Real le quita el coche a Iñaki Urdangarin

Cambios y señales en la vida cotidiana tras el fin de una etapa

Casa Real le quita el coche a Iñaki Urdangarin

Desde hace meses, Iñaki Urdangarin ya no conduce el Volvo XC60 que antes usaba. Este vehículo, un coche de alta gama valorado en más de 70.000 euros, pertenece a la infanta Cristina y tiene su matrícula domiciliada en el Palacio de la Zarzuela. Durante un tiempo, Urdangarin lo utilizó para sus desplazamientos, sobre todo en Vitoria, donde reside. Sin embargo, recientemente el coche ha vuelto a su propietario original y ya no forma parte del día a día del exduque de Palma.

Lo curioso es que, aunque ambos firmaron su divorcio en 2024, tras años de distanciamiento, la infanta Cristina había dejado que Iñaki usara este vehículo, lo que generó cierto revuelo y muchas especulaciones. Algunos pensaron que podría ser parte de un acuerdo o un gesto de buena voluntad, pero parece que esta cesión fue temporal. Ahora, la infanta utiliza ese Volvo para sus viajes a Madrid, dejando claro que el coche ha pasado de manos y que la relación entre ambos ya no contempla ese tipo de concesiones.

Infanta

Reencuentros y distancias

Aunque firmaron el divorcio hace poco, la relación entre Iñaki y Cristina sigue marcada por la distancia y las pocas apariciones públicas juntos. En Barcelona, donde viven su hijo Pablo y su familia política, ambos evitan coincidir. De hecho, cuando uno asiste a un partido de Pablo, el otro suele ausentarse para no cruzarse. Esta dinámica refleja un respeto mutuo, pero también la realidad de un matrimonio que quedó atrás hace años.

Recientemente, se reunieron en casa de su hijo en Barcelona, un encuentro discreto y sin acompañantes. Iñaki viajó solo desde Vitoria y la infanta estaba en la ciudad por trabajo. Durante su estancia, el exduque se reencontró con viejos amigos y apoyó a Pablo en su renovación deportiva. Sin embargo, ni rastro del Volvo que había conducido meses atrás. Ahora se mueve en un Nissan propio, dejando claro que ha cerrado esa etapa.

Estos pequeños detalles, como quién conduce qué coche o cómo se organizan sus encuentros, hablan mucho más que las declaraciones oficiales. Muestran a dos personas que, aunque unidas por lazos familiares, mantienen caminos separados y cuidan de no mezclar lo personal con lo público.