Casa Real traslada a Juan Carlos I que su hijo acepta el acuerdo si cumple dos condiciones
Para que Felipe VI dé el visto bueno, deben estar callados, él y Urdangarin
A lo largo de las últimas semanas, las memorias de Juan Carlos I no han dejado de copar todo tipo de portadas. El hecho de que el emérito se haya decidido por contar su historia mediante un libro ha provocado un gran terremoto en Zarzuela, donde ya no saben ni dónde meterse por el miedo que hay a todo lo que el emérito puede llegar a contar y revelar. Es por este motivo que Felipe VI ha comenzado a hacer trabajar a toda su maquinaria para presionar y convencer a su padre de evitar contar ciertos secretos que puedan llegar a ensuciar la imagen de la monarquía española y afecten a su reinado.
Ante esta situación, Juan Carlos I siempre ha sido muy claro. Estas memorias iban a ser la llave de su regreso a España. Y así ha sido. Pues, tal y como hemos podido saber, desde Casa Real ya le han trasladado al emérito que Felipe VI se resigna a aceptar el acuerdo propuesto por su padre. Es decir, que permitirá que se traslade hasta Portugal y que de ahí se pueda trasladar, siempre que quiera, hasta Madrid o cualquier otro lugar de España. Eso sí, va a tener una contraprestación.

Juan Carlos I no es el único que debe callar
En este sentido, la condición de Felipe VI no solamente contempla que sea Juan Carlos I el que tenga que guardar silencio respecto de ciertos secretos de Casa Real. Sino que también va a tener que ser Iñaki Urdangarin el que mantenga la boca cerrada y evite hablar sobre todo lo que sabe sobre Zarzuela. Pues, el que fuera Duque de Palma también está redactando sus memorias. Un documento que por el bien de Zarzuela no debe salir a la luz.
De este modo, si Juan Carlos I quiere trasladarse hasta Portugal y vivir tranquilamente y cerca de España, no solo debe jurar silencio, sino que también debe convencer a Iñaki Urdangarin para hacer lo mismo. Ahí todos van a salir ganando.
Así pues, Felipe VI, aunque a regañadientes, ha tenido que dar luz verde al regreso de su padre a Portugal, a cambio del silencio absoluto.