Charlene de Mónaco lleva años ocultando que siente asco por el Príncipe Alberto

Ni en sus discursos muestra afecto hacia su marido

Charlene de Mónaco lleva años ocultando que siente asco por el Príncipe Alberto

El matrimonio entre el Príncipe Alberto y Charlene de Mónaco es la viva imagen de los matrimonios interesados dentro de las monarquías. Desde hace muchos años, se dice que Charlene usó su relación con el príncipe como una escalera para llegar a lo más alto de la sociedad sin tener que esforzarse lo más mínimo. En este sentido, lo hizo mediante una relación de mentira en la que el amor era lo último que aparecía. Siendo una buena muestra de ello la gran infelicidad que sintió Charlene el día de su boda, cuando se dio cuenta del altísimo precio que estaba pagando para poder llegar a ser Princesa de Mónaco. Y es que se había vendido.

Desde ese momento comenzó una historia de infelicidad y ansiedad para una Charlene que nunca ha llevado bien esto de ser la cara visible del Principado de Mónaco. Lo que la ha llevado al abuso de fármacos y ansiolíticos para sobrellevar unos desórdenes mentales muy graves y que la han llevado a tratar de escapar, sin éxito alguno, en más de una ocasión.

Charlene

Charlene ya no puede disimular ni en público

A pesar de que siempre ha sido una artista a la hora de disimular su disgusto hacia la figura de Alberto II, la realidad es que en la celebración del vigésimo aniversario de la llegada del príncipe al trono de Mónaco, el discurso de Charlene demostró que no hay ningún tipo de aprecio personal hacia su marido. Y es que lo más bonito que le dijo fue que era un hombre que “ha dirigido Mónaco con sabiduría, valentía y determinación” y que “estaré siempre a tu lado, con todos los monegascos”. Unas palabras de lo más formales y carentes de sentimiento.

Además, según fuentes cercanas al palacio, Charlene no soporta compartir habitación con Alberto y evita pasar tiempo a solas con él siempre que puede, refugiándose en sus hijos y en las pocas actividades oficiales a las que acude. Su círculo asegura que la princesa siente un rechazo profundo hacia Alberto, quien, por su parte, hace tiempo que es consciente de esta situación, aunque prefiere mantener las apariencias antes que provocar un escándalo.

Así pues, lejos de ser un matrimonio de cuento, la relación entre Charlene de Mónaco y el Príncipe Alberto se ha convertido en un acuerdo frío y sin afecto, donde ambos actúan únicamente para sostener la imagen de la familia monegasca, mientras el rechazo entre ellos crece cada día.