El equipo médico de Zarzuela trabaja en Leonor: “Ha estado bajo vigilancia todo el verano”
Letizia no quiere ni a Leonor con un kilo de más
El final del verano en Zarzuela no ha sido como el de cualquier familia. Mientras miles de jóvenes regresan a casa con recuerdos de playa, viajes y fiestas, Leonor lo hace con un control férreo encima. La princesa, que debería estar disfrutando de su mes de descanso tras una de las etapas más duras de su formación militar, ha pasado las vacaciones bajo la mirada constante de médicos, nutricionistas y entrenadores personales. En palacio nadie disimula: había que corregir todo lo que se había torcido en la fragata y el buque escuela.
La realidad es que el paso de la heredera por la Armada no ha dejado buen sabor de boca. Leonor volvió agotada, con varios kilos de más y sin la condición física que se esperaba de alguien que pronto pasará al Ejército del Aire. Lo que para sus compañeros fue una experiencia de exigencia máxima, para la princesa se convirtió en un reto a medio gas, marcado por la falta de forma, la mala alimentación y el trato de favor de sus superiores. En Zarzuela esto no se perdona.

Letizia no permite que Leonor se desmadre
Y es que, nada más regresar, Letizia activó un plan intensivo. Se acabaron las hamburguesas, los dulces y la comida rápida que habían marcado la travesía. En su lugar, dieta estricta y entrenamientos diarios. A ojos de la reina, la imagen de su hija no puede dar lugar a críticas y mucho menos a comparaciones con sus compañeros de promoción. Por eso este verano no ha sido un descanso, sino un campo de pruebas en el que cada paso de Leonor ha estado vigilado al detalle.
Fuentes cercanas aseguran que incluso sus escapadas con amigos han estado supervisadas. El objetivo era evitar cualquier exceso y, sobre todo, mantenerla alejada de lo que en palacio consideran un mal hábito: los cigarros electrónicos. “Ha estado bajo vigilancia todo el verano”, insisten desde su entorno. Ni un gesto, ni un bocado, ni un capricho han escapado al ojo clínico de quienes siguen sus rutinas.
Así pues, lo que para muchos era un tiempo de desconexión, para Leonor ha sido un examen constante. Los próximos meses se enfrentará a su mayor desafío en el Ejército del Aire, y en Zarzuela no están dispuestos a que vuelva a repetirse la imagen de una princesa agotada y desbordada. Su futuro como reina lo exige, aunque el precio haya sido pasar un verano sin respiro.