El Príncipe Alberto no quería ser padre junto a Charlene de Mónaco
El deseo de Alberto nunca fue el de formar una familia

Durante la pasada semana, el Príncipe Alberto reapareció junto a su esposa y sus hijos en motivo del Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco. Un acontecimiento de calado mundial que nunca se pierden en el Principado de Mónaco. En este sentido, aprovechando la gran cantidad de cámaras y de atención, Alberto aprovechó para mostrar su cara más familiar mientras paseaba junto a sus hijos por el paddock. Regalando así una serie de fotografías que sirvieron para dar la imagen de que ha sido capaz de formar una familia feliz y perfectamente unida. Algo que es absolutamente falso.
La realidad es que, tal y como cuentan fuentes cercanas al Principado de Mónaco, la familia que han formado Alberto II y la Princesa Charlene no tiene nada ni de unida ni de feliz. De hecho, si nos remontamos a los comienzos del matrimonio entre los Príncipes de Mónaco, ya podemos ver como la alegría por su ausencia. Y es que en esa boda lo único que destacaba era el interés mutuo en formalizar una unión en la que el amor nunca existió.
A raíz de ese matrimonio, como en toda familia real, Alberto y Charlene tuvieron que dar paso a sus herederos, lo que llevó al nacimiento de Jacques y Gabrielle, que, salvo cambio de planes muy inesperado, va a acabar siendo los herederos al trono de Mónaco. Algo que, sin embargo, nunca acabó de ser el gran deseo del Príncipe.
Alberto de Mónaco nunca quiso ser padre
La realidad es que si hubiera sido por él, Alberto nunca hubiera formado una familia. Ni se hubiera casado con Charlene ni hubiera tenido ningún hijo con ella. El Príncipe de Mónaco lo ha hecho todo en contra de su corazón. Es decir que, lejos de tener a Jacques y Gabrielle por su deseo de ser padre, la realidad es que los tuvo por la presión de tener que dejar un sucesor al trono. Nunca por convencimiento de que iba a ser un padre maravilloso.
Así pues, tal y como ha acabado demostrando con sus acciones en el día a día, el Príncipe Alberto nunca quiso ser padre ni formar una familia. De modo que todo lo que ha hecho ha sido por obligación y por la presión externa e interna.