El Príncipe Guillermo se ha negado a ser el sucesor de Carlos III

La situación actual de Buckingham no gusta nada a Guillermo

El Príncipe Guillermo se ha negado a ser el sucesor de Carlos III

En Buckingham lo saben, aunque todavía no lo digan en voz alta: el príncipe Guillermo no quiere ser el sucesor de Carlos III. O al menos, no quiere ser ese tipo de sucesor. Le incomoda la idea de recoger el testigo solo para mantenerlo caliente. No ha nacido para repetir esquemas ni para perpetuar un legado que, por momentos, ya huele a pasado. Su plan es otro. Radical. Y algunos ya tiemblan.

Y es que si algo ha dejado claro el heredero al trono británico en los últimos meses es que no está dispuesto a vestir el traje de rey con la misma rigidez de su padre. Carlos III asumió la Corona sin cambiar nada, replicando cada gesto de su madre, Isabel II, como si fuera un guion intocable. Pero Guillermo de Gales no quiere seguir ese libreto. No quiere más ceremonias vacías, ni protocolos que lo separen del mundo real. Lo ha dicho en privado, lo ha dejado caer en sus discursos, y lo demuestra cada vez que rompe el molde con su esposa, Kate Middleton, a su lado.

Guillermo

Guillermo de Gales lo quiere cambiar todo

Lo que se gesta en la sombra es algo más grande que una simple transición. Guillermo planea una transformación profunda de la institución. Una Casa Real moderna, conectada con su tiempo, alejada del elitismo rancio que aún domina los pasillos de palacio. Y eso implica dejar atrás muchas herencias. Incluso algunas de su abuela, la mítica Isabel II, a quien respeta, pero no idolatra. Porque él no quiere una realeza escrita con mayúsculas. Quiere una corona que se entienda, que se toque, que respire la misma realidad que vive el pueblo.

De este modo, mientras algunos dentro de la familia Windsor aún creen que el príncipe asumirá el trono como una continuidad amable, él mismo ha hecho saber que no será así. No quiere coronarse para hacer lo mismo que se viene haciendo desde hace siglos. Quiere romper. Quiere reformar. Y quiere ser el último príncipe que herede una monarquía antigua para convertirla en algo completamente nuevo.

Así pues, el príncipe Guillermo no rechaza la Corona, pero sí rechaza el papel que esperan de él. No será un Carlos III 2.0. No será un eslabón más de la cadena. Si sube al trono, será para desmontarlo todo y construir otra cosa. Una Casa Real con alma de siglo XXI. O no será.