El Príncipe Guillermo se ha opuesto a que Carlos III se reúna con su hermano

El Príncipe Harry sigue sin hablarse con Guillermo de Gales

El Príncipe Guillermo se ha opuesto a que Carlos III se reúna con su hermano

El regreso de Harry al Reino Unido promete ser uno de los momentos más tensos del calendario real. Después de meses de especulaciones, todo apunta a que el rey Carlos III está dispuesto a abrir las puertas a su hijo menor y mantener un encuentro en privado. Sin embargo, el mayor obstáculo no viene del Palacio, sino de su propio hermano: Guillermo, quien se niega rotundamente a aceptar cualquier gesto de reconciliación.

En los pasillos de Buckingham Palace se habla de una voluntad clara del Rey Carlos III de tender puentes, convencido de que aún es posible reparar una relación muy dañada. No en vano, ya en su momento se celebró aquella llamada “cumbre de paz” entre emisarios de padre e hijo, un movimiento que logró rebajar tensiones y que dejó abierta la puerta a un futuro acercamiento. Pero la negativa de Guillermo de Inglaterra ha caído como un jarro de agua fría. Para él, las heridas siguen demasiado frescas y no hay lugar para el perdón.

Harry

Guillermo puede reventarlo todo

El próximo 8 de septiembre, Harry estará en Londres para asistir a los Premios WellChild, un compromiso benéfico que siempre ha apoyado. La coincidencia con el tercer aniversario de la muerte de Isabel II hace que la fecha sea aún más simbólica. Y si bien todo parece alineado para que se produzca la esperada reunión entre padre e hijo, la firme oposición de su hermano mayor amenaza con dinamitar cualquier avance.

Fuentes cercanas aseguran que Guillermo considera que el duque de Sussex debe “pagar la factura” de sus decisiones pasadas y que un encuentro en estas circunstancias sería poco más que un gesto vacío. En cambio, el Rey Carlos III, consciente de su estado de salud y del valor del tiempo, se muestra más receptivo a dar un paso hacia adelante. De este modo, el choque de posturas se ha convertido en una nueva batalla dentro de la familia real británica.

Así pues, el dilema está servido: mientras Carlos III busca cerrar viejas heridas y aprovechar la visita de su hijo para estrechar lazos, el Príncipe Guillermo se mantiene firme en su negativa, colocando un muro que hace casi imposible una reconciliación completa. El futuro de la relación entre los Windsor pende de un delicado equilibrio, marcado por la voluntad de un padre y la resistencia de un hermano que no olvida.