Felipe VI ha pedido ayuda a su padre porque el diagnóstico es grave

Tensión creciente en la Casa Real por las decisiones del rey emérito y su impacto en la familia

Felipe VI ha pedido ayuda a su padre porque el diagnóstico es grave

Felipe VI está viviendo uno de los momentos más difíciles de su reinado. Lo que comenzó como una distancia prudente entre padre e hijo, se ha convertido en una grieta cada vez más profunda. Juan Carlos I, lejos de retirarse en silencio, ha vuelto al foco mediático con decisiones que generan más polémicas que aplausos.

El rey emérito ha demandado a Miguel Ángel Revilla por supuestas ofensas en un libro, lo que ha desconcertado a la opinión pública. Pero eso no ha sido todo. Juan Carlos también ha anunciado la publicación de sus memorias, sin contar con la aprobación ni el conocimiento de la Casa Real. Una jugada arriesgada que puede abrir viejas heridas y revelar detalles incómodos.

Ante esta situación, Felipe VI ha decidido actuar. Ha roto su silencio y, según fuentes cercanas, le ha pedido a su padre que pare. Que frene esta espiral de acciones que están afectando directamente a la imagen de la monarquía. La situación es crítica, y no solo por lo institucional. Hay un diagnóstico claro: si esto sigue así, la estabilidad de la corona está en juego.

Felipe VI

Una familia al borde del colapso

Detrás del ruido mediático, hay una familia que se resquebraja. La reina Sofía, una figura siempre discreta, vive este drama desde un lugar especialmente doloroso. Separada de su esposo desde hace años, ahora enfrenta la humillación pública, la soledad y la preocupación por la salud de su hermana Irene de Grecia. Todo esto mientras su marido reabre escándalos del pasado.

Felipe VI, consciente del impacto que esto está teniendo en su madre, le ha pedido a su padre que piense en ella. Que deje de lado los intereses personales, los rencores o las venganzas, y actúe con responsabilidad. No solo por la institución, sino por la familia.

Los medios, como Pilar Eyre, no han dudado en señalar la actitud del emérito como egoísta y dañina. Y es que, lejos de retirarse con dignidad, Juan Carlos I parece decidido a seguir alimentando el conflicto. Pero Felipe sabe que ya no se trata de una disputa familiar: es una cuestión de supervivencia para la monarquía. Y el tiempo apremia.