Felipe VI y Letizia llegan a un acuerdo que rompe la fidelidad y convivencia

Los Reyes solamente son pareja de cara al público

Felipe VI y Letizia llegan a un acuerdo que rompe la fidelidad y convivencia

Lo que un día se vendió como un matrimonio de cuento entre Felipe VI y Letizia, hace tiempo que se rompió en mil pedazos. Lo que nadie sabía es que, tras las puertas de Zarzuela, los Reyes de España llevan años sin soportarse, sin cruzarse palabra y sin compartir nada que no sea estrictamente necesario. Las discusiones constantes, las miradas de desprecio y los silencios que helaban cada rincón del palacio se convirtieron en rutina hasta que, por pura supervivencia, ambos tomaron una decisión drástica.

No podían divorciarse, al menos no de forma oficial. Un divorcio en la Casa Real española significaría abrir una caja de truenos imposible de cerrar. Nadie olvida el terremoto mediático que supuso la separación de Carlos III y Lady Di. Felipe VI y Letizia, conscientes de que un paso así podía dañar irremediablemente la imagen de la Corona, optaron por una solución que, aunque peculiar, les ha devuelto la paz: vivir como solteros bajo un mismo techo.

Reyes

Un matrimonio que solo existe frente a las cámaras

Fuentes cercanas a Zarzuela confirman que Felipe y Letizia hace tiempo que funcionan como un equipo de trabajo. Se presentan juntos cuando el protocolo lo exige, sonríen, se toman de la mano y posan con la naturalidad de quienes han ensayado cada gesto mil veces. Pero en cuanto se apagan los focos, cada uno desaparece en su propia rutina.

Felipe VI disfruta de su libertad, viajando cuando quiere, con quien quiere, sin tener que dar explicaciones. Letizia, por su parte, aprovecha para desaparecer de Zarzuela los fines de semana, acompañada de quien desee, sin miedo a represalias ni reproches. El acuerdo es claro: cada uno puede rehacer su vida sentimental mientras sigan manteniendo las apariencias ante el país y las instituciones.

Un matrimonio muerto, pero útil para la Corona

Esta doble vida ha permitido que los Reyes de España mantengan viva la fachada de un matrimonio unido, mientras disfrutan de la libertad que tanto anhelaban. La imagen de familia real sigue intacta, mientras Felipe VI y Letizia viven con la ligereza de quien ya no tiene que fingir en privado.

El matrimonio está roto, sí, pero es un matrimonio funcional para lo único que importa: mantener la estabilidad de la Corona y evitar un escándalo que la hundiría en el peor momento. Y mientras todo parezca en orden, ambos seguirán interpretando su papel, aunque por dentro, hace mucho que dejaron de ser un “nosotros”.