Froilán es quien ha contado a Jaime de Marichalar que Juan Carlos I empieza a perder la memoria

Un mensaje que revela más de lo esperado sobre el emérito

Froilán es quien ha contado a Jaime de Marichalar que Juan Carlos I empieza a perder la memoria

La escena fue privada, pero la noticia se ha difundido rápidamente. Froilán, nieto del rey Juan Carlos I, le contó a su padre, Jaime de Marichalar, que el emérito está empezando a mostrar signos preocupantes de pérdida de memoria. No fue un comentario casual, sino una confesión sincera de alguien que ya no puede ocultar lo evidente: Juan Carlos está perdiendo facultades mentales.

Zarzalejos, periodista monárquico, ya había señalado que el rey sufre una “demencia senil leve” y una “incapacidad cognitiva”. Explicó que Juan Carlos no es consciente de sus errores, que vive en una especie de burbuja y no entiende por qué fue apartado de la corona. A sus 87 años, su conexión con la realidad es cada vez más débil.

Aunque la Casa Real intenta mantener el silencio, ya no pueden esconder que el declive del emérito es real. Lo que Froilán ha revelado confirma lo que muchos temían: el rey emérito está perdiendo la memoria y con ella, parte de su identidad y control.

Una caída sin frenos

Juan Carlos I

Juan Carlos I está empeñado en destruir lo poco que queda de su imagen. Sus demandas contra Corinna y Miguel Ángel Revilla han sido mal vistas incluso dentro de la familia. No sólo son inútiles, sino que pueden volverse en su contra. Él insiste en presentarse como víctima, pero ya nadie en su entorno parece creérselo.

Peñafiel ha sido tajante: “Su familia sólo quiere que desaparezca. Quizás incluso muerto.” Duras palabras que muestran la tensión interna. Nadie olvida que fue expulsado por su propio hijo, el rey Felipe VI, tras saberse que escondía fortunas en paraísos fiscales.

Y mientras todo se desmorona, el emérito lleva en el dedo un anillo de titanio valorado en 900 euros. Mide su temperatura, oxígeno y pulsaciones. Si su cuerpo falla, el dispositivo avisa al instante a sus escoltas. Todo está preparado. Desde el avión medicalizado hasta el funeral.

Juan Carlos se aleja cada vez más del rey que fue. La monarquía calla, pero dentro se preparan para lo inevitable. Froilán, sin quererlo, ha encendido la mecha que confirma lo que todos temían: el emérito ya no recuerda bien. Y el final, con o sin lágrimas de Letizia, está cerca.