Froilán y su padre, Jaime de Marichalar, la relación es inexistente
Jaime de Marichalar no ha sido el padre que Froilán esperaba
La relación entre Froilán y su padre, Jaime de Marichalar, no atraviesa su mejor momento. De hecho, prácticamente no existe. Hace años que ambos apenas se dirigen la palabra y los intentos de acercamiento han fracasado una y otra vez. Aunque públicamente se intente mantener la calma, lo cierto es que en el círculo más cercano reconocen que el distanciamiento es total y que ya no queda nada de la complicidad que un día pudieron tener.
La realidad es que Froilán no soporta las constantes críticas de su padre a su estilo de vida. Jaime, que siempre se ha movido en ambientes mucho más discretos, no entiende la exposición mediática de su hijo ni su incapacidad para asentarse. El joven, por su parte, considera que su padre nunca estuvo realmente presente en su educación y que ahora no tiene derecho a exigirle nada. Esta tensión se ha mantenido en el tiempo hasta desembocar en un abismo entre ambos.

Froilán no ve a su padre como ve a su madre
Y es que el carácter rebelde de Froilán y la exigencia distante de Marichalar nunca han encajado. Madre e hijo han formado un tándem inseparable, pero el padre ha quedado en un segundo plano desde hace demasiado tiempo. La infanta Elena ha sido quien ha cargado con todo el peso, quien ha tratado de controlar los excesos de su hijo y quien, pese a los disgustos, siempre le ha defendido. En cambio, Jaime se ha limitado a observar desde la distancia, incapaz de ejercer una influencia real sobre él.
De este modo, Froilán ha crecido sintiéndose incomprendido por su padre. Marichalar, en cambio, ha visto en su hijo un reflejo incómodo de todo lo que no quería en su vida: polémicas, noches largas y titulares escandalosos. Con los años, ese desencuentro no ha hecho más que agrandarse, hasta el punto de que apenas mantienen contacto. No hay llamadas, no hay encuentros y mucho menos confidencias.
Así pues, a día de hoy la relación entre padre e hijo está rota. Froilán no busca consejo en Jaime y Jaime ya no espera nada de Froilán. Son dos vidas paralelas, sin puntos en común, separadas por el tiempo, el orgullo y una decepción que ninguno parece dispuesto a perdonar.