Guardiamarinas de Elcano explican a sus familias que Leonor sufre un problema de higiene

Leonor ha llegado a Nueva York en la que va a ser la última escala en el paso de Elcano por América antes de emprender el camino de vuelta a España. Una última parada que, más allá de todo lo que ha significado a nivel institucional, también va a ser la última ocasión en la que Leonor va a poder disfrutar de uno de los placeres que más ocultos mantiene y que solamente han llegado a conocer sus compañeros más cercanos de Elcano.

Y es que, al igual que su madre, Leonor es una chica muy escrupulosa a la hora de tratar con temas de higiene. Detesta sentir la suciedad a su alrededor y es especialmente sensible a los malos olores y a la sensación de suciedad. Lo que hace que sea una especie de adicta a las duchas. De hecho, las personas que más conocen a la Princesa de Asturias aseguran que en Zarzuela se duchaba, como mínimo, dos o tres veces al día.

La razón detrás de las malas pulgas de Leonor

En este mismo sentido, tal y como han revelado algunos de los compañeros de Leonor a sus familias, la hija de los Reyes de España se pone de muy mal humor cada vez que Elcano tiene que salir a alta mar durante varios días. Pues, por razones obvias, el agua dulce es un bien que conviene conservar, ya que no se puede reponer. Por lo que las duchas se limitan a una, o menos, al día.

Una situación que pone muy de los nervios a Leonor que si en algún aspecto no puede tener ningún tipo de privilegio ni de diferencia es en la gestión del agua. Sin embargo, tal y como relatan el resto de los guardiamarinas, la Princesa de Asturias se niega a entender una situación que nunca ha sido capaz de soportar: el hecho de sentirse sudada y no poder quitarse ese sudor con una buena ducha.

Así pues, más allá de los mareos y otras dificultades psicológicas, Leonor ha tenido que enfrentarse a la gestión del agua dulce. Un bien que cuando se navega por el océano escasea de forma grave y crítica.