Iñaki Urdangarin ha sido informado de la gravedad por sus hijos

La salud de Juan Carlos I no da noticias positivas

Iñaki Urdangarin ha sido informado de la gravedad por sus hijos

El tiempo pasa y Juan Carlos I sigue empeorando. Los problemas de movilidad del emérito son cada vez más evidentes y la silla de ruedas se ha convertido en una compañera inseparable. Su estado preocupa en el entorno familiar, aunque no todos reciben la misma información. En el caso de Iñaki Urdangarin, son sus propios hijos, en especial Pablo y Juan, quienes le mantienen al tanto de la situación.

La realidad es que el exduque de Palma no forma parte ya del círculo de confianza de Zarzuela. No recibe llamadas oficiales ni mensajes de Felipe VI, ni tampoco de la reina Sofía o de las infantas. Su única conexión con ese mundo que fue suyo durante más de veinte años son los hijos que comparte con Cristina, los únicos que actúan como puente y le cuentan lo que realmente ocurre.

Iñaki

Urdangarin está muy bien informado

Y es que los nietos han optado por la sinceridad. Le describen cómo su abuelo se encuentra cada día más limitado, cómo las visitas a su lado se han reducido y cómo la familia trata de protegerle del desgaste físico y emocional. No hay maquillajes ni versiones edulcoradas: le narran la fragilidad del emérito tal y como la viven ellos.

De este modo, Iñaki Urdangarin no se entera de la desalentadora evolución de Juan Carlos I por comunicados oficiales de Casa Real ni por los rumores que orbitan alrededor de Zarzuela, sino gracias a la voz cercana y de plena confianza de sus dos hijos más cercanos, Pablo y Juan. Le hablan de la dependencia creciente de su abuelo, de la discreción con la que se mueven ahora en su entorno y de cómo la figura de Juan Carlos se apaga lentamente lejos de los focos. Y es que ya no se trata de un empeoramiento físico, sino que también está peor a nivel mental y cognitivo. Sin ánimos y sin ser el hombre de siempre.

Así pues, aunque apartado de la institución y marcado por los escándalos del pasado, Iñaki Urdangarin sigue conectado a los Borbón a través de sus hijos. Y lo que escucha de ellos es claro: el deterioro del rey emérito es ya innegable, y la familia se prepara para un desenlace que cada vez parece más próximo.