Iñaki Urdangarin pactó con Casa Real crear una empresa tapadera para ocultar el acuerdo de Suiza
Iñaki Urdangarin reaparece con una nueva vida, una empresa discreta y un mensaje cuidadosamente medido

Iñaki Urdangarin vuelve a los focos. Pero esta vez no por escándalos, sino por una entrevista pactada al milímetro. En ella, habla de su nueva vida y de una pequeña empresa de "coaching" que ha montado. Según diversas fuentes, incluida la periodista Pilar Eyre, esta compañía sería en realidad una tapadera. No hay clientes visibles ni una actividad clara. Se trata, simplemente, de una fachada. Algo que justificaría que “hace algo” sin realmente hacer nada.
¿Por qué montar algo así? La respuesta apunta a un pacto con la Casa Real. El objetivo: mantener la imagen de que Iñaki trabaja y no depende directamente del dinero de la infanta Cristina. Sin embargo, según el periodista Juan Luis Galiacho, el verdadero acuerdo se firmó en Suiza. Allí se cerró el divorcio y también se selló la fórmula para asegurar el silencio de Urdangarin: dos millones de euros de entrada y 25.000 euros mensuales como “mantenimiento”.
Silencio a cambio de dinero
El acuerdo con Cristina no solo incluye la parte económica. También conlleva una cláusula no escrita: no hablar. En su entrevista a La Vanguardia, Iñaki evita cualquier mención a la infanta, al divorcio, a la Casa Real o a su paso por prisión. Todo lo delicado queda fuera. No se habla de los hijos, salvo una leve referencia al balonmano. Ni una palabra sobre sus años más oscuros.
La única concesión personal es el reconocimiento de su relación con Ainhoa Armentia. Viven juntos en Vitoria. Llevan una vida discreta, casi invisible. Él hace tareas del hogar y dice estar “en paz”. Su día a día, asegura, se centra en su bienestar. Suena bonito. Pero bajo esa calma se esconde un acuerdo millonario que le garantiza una vida cómoda a cambio de no hacer ruido.
La empresa de coaching, según se sospecha, no es más que una coartada. Una forma de que no se diga que vive del cuento. Pero no tiene empleados, ni sede conocida, ni actividad real. Es el envoltorio de una negociación que se cerró lejos de España. En Suiza. Y que hoy, silenciosamente, sigue dando sus frutos. Una empresa vacía, un pacto en la sombra y un silencio que vale millones.