Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia, desterrados de Mallorca por orden de Felipe VI, entrada prohibida

La nueva vida de Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia se desarrolla lejos de ciertos lugares donde antes eran habituales

Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia, desterrados de Mallorca por orden de Felipe VI, entrada prohibida

Iñaki Urdangarin ya no es bienvenido donde antes era habitual. Lugares en los que se movía con total libertad hoy le han cerrado la puerta. Desde que firmó su divorcio con la infanta Cristina, su vida ha cambiado por completo. Ha pasado del círculo real al más absoluto silencio. A cambio de no hablar, logró un acuerdo económico muy ventajoso: 2 millones de euros en un solo pago y 25.000 euros mensuales. Una fortuna que le permite vivir cómodamente, pero también en la sombra. El pacto es claro: silencio absoluto sobre la Familia Real.

Y él lo ha respetado. Ni entrevistas, ni declaraciones, ni una sola filtración. Sin embargo, Felipe VI no ha perdonado. El Rey ha vetado personalmente su acceso a varios espacios exclusivos. El castigo también se extiende a su pareja, Ainhoa Armentia. Ambos han sido apartados de los entornos sociales donde antes eran bien recibidos. 

Saben que ya no hay sitio para ellos en el mundo que un día compartieron con la realeza, y por eso han optado por desaparecer discretamente de esos escenarios, evitando cualquier provocación o desafío a la voluntad del Rey.

Iñaki Urdangarin

 
 

Mallorca, Baqueira y el club de tenis: territorio prohibido

Desde Zarzuela, la consigna ha sido clara: Iñaki y Ainhoa no deben aparecer en los lugares donde el monarca mantiene poder y contactos. Por eso, el exduque de Palma ya no puede acceder al Club Náutico de Mallorca, ni a las estaciones de Baqueira Beret, ni siquiera al exclusivo club de tenis de Barcelona.

La orden viene de lo más alto. Y no es simbólica, es efectiva. Tanto que la pareja ni se plantea pisar Mallorca desde la ruptura con la infanta Cristina. Saben que no serán bien recibidos. No hay espacio para ellos entre la élite social de la isla.

El mensaje de Felipe VI ha sido interpretado sin ambigüedades. Urdangarin y Armentia han optado por cambiar de destino. Pasan sus vacaciones lejos de los círculos donde una vez fueron habituales. Así, aunque Iñaki ha conseguido asegurar su futuro económico, ha perdido sus privilegios más preciados: la vida social que antes compartía con la realeza. El silencio tiene precio. Y, en su caso, también consecuencias.