Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia se mueven en jet privado

Discretos viajes que vuelven a despertar la atención

Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia se mueven en jet privado

La presencia de Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia en el aeropuerto de Vitoria no ha pasado desapercibida. En los últimos meses, se les ha visto utilizar jets privados para algunos de sus desplazamientos. No se trata de un medio de transporte al alcance de cualquiera. El precio por vuelo es elevado y fuera del presupuesto de la mayoría.

Este detalle ha levantado comentarios. No sólo por la comodidad y privacidad que ofrecen estos viajes, sino por lo que implican. Algunos apuntan a que el exduque podría estar recibiendo apoyo económico, como ya insinuaron voces críticas. La imagen de ambos, bajando discretamente de un avión privado, contrasta con etapas anteriores en las que su estilo de vida parecía más contenido.

La organización de estos desplazamientos se hace con discreción. Sin alardes, sin fotos posadas. Pero la elección de este transporte refuerza la percepción de un nivel de vida alto y sostenido. Desde que su relación se hizo pública, Urdangarin y Armentia han mantenido un ritmo personal que incluye escapadas y estancias fuera de su entorno habitual. Algo que, para muchos, habla de estabilidad y recursos.

Iñaki Urdangarin

Un divorcio tranquilo y una vida cómoda

El divorcio de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina se resolvió de forma silenciosa. Fue un acuerdo de mutuo entendimiento, sin batallas judiciales y con el mínimo ruido mediático. Eso permitió que el exdeportista reorganizara su vida rápidamente. Desde entonces, ha centrado su día a día en Vitoria, junto a Ainhoa.

La elección de volar en jet privado para ciertos trayectos puede interpretarse como un gesto para proteger su intimidad. Menos miradas indiscretas. Menos exposición pública. Pero también abre preguntas sobre cómo se financia este estilo de vida. La teoría de un respaldo económico sigue flotando en el aire, sobre todo porque estos vuelos implican cifras considerables.

Hoy, la imagen de Urdangarin es distinta a la de sus años más convulsos. Se le ve relajado, acompañado, y con un nivel de confort que despierta curiosidad. No hay ostentación, pero sí señales claras de una vida estable. Los desplazamientos en avión privado son un ejemplo. No buscan protagonismo, pero inevitablemente lo generan.

La combinación de discreción y lujo moderado mantiene viva la atención sobre la pareja. Y, aunque intenten pasar inadvertidos, cada aterrizaje y cada despegue vuelven a situarlos en el centro del foco mediático.