Irene Urdangarin gasta cantidades de dinero elevadas en fiestas en Londres que se alargan de jueves a domingo
Un estilo de vida cada vez más comentado rodea la nueva etapa de Irene en Londres
La vida de Irene Urdangarin ha cambiado por completo desde que se instaló en Londres para estudiar gestión de hostelería, turismo y eventos. Lo que debía ser una etapa universitaria prometedora se ha transformado en un periodo marcado por un ritmo de vida muy elevado y lleno de excesos. Aunque está matriculada en una universidad prestigiosa, Irene parece más centrada en aprovechar la libertad que le ofrece su nueva ciudad que en sacarle partido a sus estudios.
A esto se suma que viaja constantemente a España. De hecho, muchos fines de semana se la ha visto en Granollers visitando a su hermano. Esa rutina de idas y venidas dificulta todavía más que pueda mantener estabilidad en su día a día. Pero es en Londres donde su estilo de vida realmente se dispara: cenas costosas, clubes exclusivos, discotecas de moda y salidas nocturnas que empiezan los jueves y se alargan hasta el domingo.
Se comenta que financia este ritmo con la paga del abuelo, el rey Juan Carlos, lo que le permite entrar en un círculo social en el que el ocio nocturno tiene un papel protagonista. La separación de sus padres tampoco ayudó a estabilizarla. Desde que Iñaki Urdangarin pasó por prisión, Irene se distanció de él y se refugió en su independencia, algo que en Londres parece haberse traducido en una libertad mal gestionada.

Noches sin dormir, clases complicadas y preocupación familiar
Las consecuencias de este estilo de vida ya se están dejando notar. Profesores y compañeros señalan que Irene llega a clase agotada, o incluso se queda dormida en pleno horario lectivo. En ocasiones, tras encadenar varias noches de fiesta, acude directamente a la universidad sin haber pasado por casa ni haber dormido. No es extraño escuchar que ha salido un jueves por la noche y no ha regresado hasta el lunes siguiente, acumulando cuatro días seguidos de vida nocturna.
Este desgaste físico y mental ha provocado resultados académicos muy flojos, algo que preocupa profundamente a la infanta Cristina. La madre de Irene sabe que su hija está desaprovechando una oportunidad valiosa en una universidad de prestigio y teme que este camino acabe pasándole factura a largo plazo. Londres le ha dado libertad, sí, pero también un escenario donde es fácil perderse. Y ahora, más que nunca, su entorno se pregunta si Irene será capaz de reconducir su rumbo antes de que las consecuencias sean mayores.