Irene Urdangarin protagonizó una bronca con Letizia en Zarzuela que ha enfrentado a la familia
Letizia pone límites al uso de Zarzuela
Zarzuela ya no es un palacio tranquilo. Los pasillos, antaño silenciosos, hoy son escenario de tensiones soterradas. Y en el centro de todo se encuentra Irene Urdangarin, que ha pasado de ser la sobrina discreta a convertirse en la protagonista de un episodio que ha fracturado la calma de la familia real.
Todo comenzó de forma aparentemente inocente. Tras no ser admitida en la Universidad de Lausana en el verano de 2023, Irene decidió refugiarse en Madrid, al abrigo de su abuela, la reina Sofía. Durante meses, hizo de las dependencias del complejo real su casa. Allí encontró cobijo y tranquilidad, aunque no tardaron en sumarse sus hermanos. Primero Miguel, que arrastraba una lesión tras prepararse como monitor de esquí. Después Juan, que abandonó a su compañero de piso tras una fuerte discusión. Los tres acabaron compartiendo espacio en Zarzuela durante el verano de 2024.

Letizia no hará concesiones con nadie
La reina Letizia reaccionó rápido. Lanzó un mensaje inequívoco: Zarzuela no es un albergue familiar. Mucho menos durante el verano, cuando también residen allí la princesa Leonor y la infanta Sofía. La consigna fue tajante: este año no habría “turismo familiar” en palacio. Ni Urdangarin ni Marichalar tendrían cabida. Una decisión que cobró aún más peso después de un episodio concreto ocurrido en julio y que ahora se conoce gracias a fuentes cercanas al personal de la Casa Real.
La chispa saltó cuando Letizia recriminó a Irene haber accedido con su novio y un grupo de amigos a varias zonas comunes sin previo aviso. Lo que parecía un simple aviso se convirtió en una bronca monumental. Irene no se calló. Replicó con dureza que esos eran los aposentos de su abuela, la reina emérita Sofía, y que mientras ella le abriera las puertas, nadie podía echarla. El tono fue directo, incluso desafiante.
Desde ese día, nada ha vuelto a ser igual. El incidente ha desatado un pulso interno. Letizia no tolera que cuestionen su autoridad y ha dejado claro que no quiere a sus hijas compartiendo espacio con primos marcados por los escándalos. Mientras tanto, Felipe VI intenta ejercer de mediador, con un único objetivo: que una crisis doméstica no termine por convertirse en un problema institucional. Así pues, lo que empezó como una discusión familiar en Zarzuela amenaza con convertirse en un nuevo capítulo de división en la monarquía española.