Jaime de Marichalar gritaba y hacía llorar a los niños cuando vivía con la infanta Elena
El exduque de Lugo reaparece entre rumores sobre su carácter en familia
Durante los años en que Jaime de Marichalar y la infanta Elena compartieron su vida en el Palacio de El Rincón, la educación de sus hijos, Froilán y Victoria Federica, fue uno de los temas que más marcó su día a día. Quienes les conocían de cerca aseguran que el exduque de Lugo era el único que imponía disciplina en casa. Creía firmemente en la corrección y el orden, y no dudaba en levantar la voz cuando algo no se hacía como él consideraba correcto.
Algunos recuerdan escenas tensas, con los niños llorando tras una reprimenda. Para él, sin embargo, no se trataba de ser duro, sino de educar. Marichalar siempre defendió que los límites eran necesarios, y que los gritos, aunque pudieran parecer excesivos, formaban parte de una educación firme. En su entorno más próximo se habla de un hombre exigente, pero también muy implicado. No buscaba castigar, sino enseñar.
Hoy, con el paso del tiempo, esas anécdotas se ven desde otra perspectiva. Muchos interpretan que su carácter estricto fue una forma de compensar la falta de normalidad que rodeaba a sus hijos por pertenecer a la familia real.

La reacción ante los ataques del emérito
Las recientes memorias del rey Juan Carlos I han vuelto a poner a Jaime de Marichalar en el foco mediático. En los fragmentos ya publicados, el emérito se muestra especialmente crítico con él, mientras elogia la evolución de su nieto Froilán tras su etapa en Abu Dabi. Según el monarca, el joven ha encontrado estabilidad lejos del bullicio mediático, aunque deja caer que su padre poco tuvo que ver en ello.
Marichalar, al ser preguntado por estas declaraciones de Informalia, no quiso oír hablar del tema. Su reacción fue tajante: silencio absoluto. No le han sentado bien los comentarios del que fuera su suegro, y menos aún que se aireen cuestiones familiares. Quienes le conocen aseguran que prefiere mantenerse al margen y seguir centrado en su discreta vida actual, alejado del ruido mediático.
A pesar de las críticas, Jaime de Marichalar sigue siendo visto por muchos como un padre que, aunque severo, siempre buscó lo mejor para sus hijos. La disciplina fue su forma de amor, aunque a veces resultara difícil de comprender desde fuera.